Copa Confederaciones
Amistades peligrosas
Del Bosque respiró aliviado cuando en el transcurso de un partido de la Selección Xavi centró a Xabi. Prueba superada. Había problemas entre ambos, diferencias extendidas a un anuncio televisivo que Hernández no quiso coprotagonizar con Alonso. Puyol ocupó el lugar de su compañero del Barça en la promoción. Cuando Arbeloa era titular con Del Bosque, en más de un encuentro parecía que Xavi siempre encontraba una alternativa mejor para no pasar la pelota al lateral. Nunca quedó claro si las decisiones del centrocampista obedecían a gustos futbolísticos o a cuitas personales.
Había otras certezas; por ejemplo, las relaciones cuasi inexistentes de Xabi y Arbeloa con los internacionales del Barcelona, que alcanzaron el punto culminante en la vergonzosa batalla de los derbis. La mediación de Casillas sirvió para preservar los intereses generales y el ambiente de la Selección. Rebajó la crispación; pero un sector del Madrid perfectamente identificado interpretó su actitud como una traición y no se lo han perdonado.
Al referirse Del Bosque al laberinto en que se ha convertido la eliminación de España, un fracaso se mire por donde se mire, dice que sólo son «asuntos de fútbol». Sale así al paso del supuesto conflicto originado por las palabras de Alonso tras la derrota ante Chile, que luego matizó el tolosarra: «No he hablado de falta de compromiso sino de falta de hambre». Hambre, precisamente lo que detectó el seleccionador en una sola mirada, la de Koke, símbolo de la nueva generación. Y lo avisó. Por eso es preciso diferenciar entre la «falta» de intensidad que denuncia Xabi y la inoportuna ansiedad de quienes, sabiéndose derrotados y humillados, no supieron sobreponerse. Primero se quedaron sin ideas, luego sin fuerzas y el martes vuelven a casa. Es la triste realidad.
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