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Navarra

El segundo puesto se complica

El Madrid, sin Cristiano, fue un hatajo de zombis en Pamplona

El centrocampista alemán del Real Madrid Sami Khedira (i) lanza el balón larazon

Empate a cero en Pamplona. Una parada, sencilla, de Andrés Hernández. Kaká, expulsado 17 minutos después de salir. El fútbol, secuestrado. Las ausencias no son excusa. El Madrid jugó un partido infame y Osasuna no perdió. Mourinho, que ya sólo tiene ojos para la Copa y la «Champions», tendrá que esmerarse con la tragicomedia que ha montado si quiere terminar segundo. La tercera posición es ridícula.

A pesar de la buena voluntad de Florentino Pérez, de los ánimos que transmite a la afición, al entrenador y a los jugadores, para no recaer en la depresión de 2006, y de hacer gala de ese madridismo que jamás se rinde, el equipo le lleva la contraria y sigue al pie de la letra el pensamiento de Mourinho: «La Liga es imposible». Antes de llegar a Pamplona, ya había extraviado la brújula del campeonato doméstico. En este norte que no es el suyo fue tan vulgar que sonrojó. Ni un susto en el graderío, efervescente mas no colmado. Será la crisis, que coarta, o será el Madrid, que ya no coloca el cartel de «no hay entradas» ni donde le consideran enemigo privilegiado.

El Sadar de toda la vida, hoy Reyno de Navarra, «es un campo muy jodido» (Higuaín dixit), pero no tanto como para despreciar la ocasión de conquistarlo. Higuaín no tiró a portería; tampoco sus compañeros. Callejón una vez cabeceó alto y Coentrao chutó con la bota cambiada. Nada, ni un estímulo ante el colista, un rival para lucirse, para embotellar a base de jugar al fútbol y de crear ocasiones, incluso con los retales. Nada, ni un rayo de luz, ni un instante de inspiración, como si todo esto fuera privativo de Cristiano Ronaldo, el gran ausente.

Al Madrid le faltaba el alma, Cristiano, pero presentaba muchos cuerpos, de futbolistas internacionales, jugadores contrastados, no zombis. Y como parecían mortecinos y desorientados, Osasuna fue creciendo. Al inicio mostró cierta cautela; cuando comprobó que el campeón no respondía, cuando vio que Coentrao despejaba al patadón y que Modric no se apoderaba del centro del campo, atacó más convencido, sin desguarnecerse. Disparaba en cuanto podía, lo hacía a menudo, no porque la defensa madridista fuera la novedad. Arbeloa, Albiol, Varane y Coentrao sufrían más de lo que deseaban porque delante de ellos el despiste de sus compañeros era simplemente colosal.

Damiá y Cejudo, de cuando en cuando Nino, apariciones esporádicas de Kike Sola, de Armenteros, de Oier, dos manos y una tarjeta por una patada color naranja, de Lolo; pero sólo voluntad, y velocidad. Fue suficiente para borrar de la faz del Reyno al Madrid. Es incomprensible que este equipo sea el actual campeón de Liga, e inaudito que Mourinho no le saque ni la centésima parte de rendimiento que en el curso pasado. Sin la ambición de Cristiano, sin su hambre de goles, este equipo se muestra agotado, consumido, deslavazado, compungido, como alma en pena. Y confundido, hasta tal punto que Kaká entró en el minuto 58, por Higuaín, vio la primera amarilla en el 59 y la segunda, en el 75.

El brasileño salió del campo pidiendo perdón al banquillo. Estuvo torpe al molestar en un saque de falta, y riguroso Clos Gómez. Aplicó el reglamento y el Madrid volvió a quedarse con diez. Es su sino, un destino fatal anticipado por Adán, por Sergio Ramos... y por Kaká, para que la tragedia blanca adquiera tintes de comedia, o de ópera bufa, por más que el presidente se empeñe en animar a un grupo de jugadores que, por conveniencia, por comodidad o porque no saben ni a lo que juegan, se han creído a pies juntillas lo que su entrenador les ha transmitido: «La Liga es imposible».

Es lamentable. Termina la primera vuelta y si el Barcelona encadena hoy el enésimo triunfo, la distancia sobre el Madrid se extenderá a 18 puntos, después de 19 partidos, de la mitad de la Liga. No es que el Barça humille al campeón, es que el campeón ha desaparecido, se ha difuminado, diluido entre las arbitrarias decisiones de su entrenador, por sus discutidas órdenes, sus caprichos y el despiste general. La última «hazaña», el empate en Pamplona, contra Osasuna, que sólo ofreció lucha y vigor, ni siquiera un ambiente infernal. No tiene más el colista, que lo es por sus deméritos. Le falta calidad, posiblemente también suerte, pero no se desanima porque si decae se va a Segunda; en esto le gana al Madrid, tan hundido que como el Atlético no se desinfle ni siquiera será segundo.

Kaká, 17 minutos y tarjeta roja

Kaká tuvo una nueva oportunidad de reivindicarse y, lejos de ayudar a su equipo, lo dejó con diez. Es la tercera roja consecutiva que sufre el Madrid después de las que vieron Adán ante la Real y Sergio Ramos contra el Celta en Copa. Kaká no participó mucho en el juego en el tiempo que estuvo en el campo. Al minuto de salir vio una primera amarilla por una acción en la que el árbitro entendió que saca el codo en un salto. No pareció para tanto. La segunda amonestación, a los 17 minutos, fue por impedir sacar una falta, una acción poco inteligente del brasileño teniendo ya una tarjeta. Tampoco Higuaín o Benzema hicieron olvidar a Cristiano, que, en parte, ha salido «reforzado» del encuentro de ayer. El Madrid le echó mucho de menos. Higuaín de titular: 67 minutos en los que no disparó a portería. El estadio de Osasuna se le da bien, pero ayer pagó el juego tan directo de su equipo. Benzema sólo probó a Andrés en una ocasión. «No generamos muchas ocasiones, pero sí suficientes para marcar un gol», lamentó Mourinho.

Ficha Técnica:

0 - Osasuna: Andrés Fernández, Marc Bertrán, Rubén, Arribas, Damiá. Lolo, Oier Sanjurjo. Cejudo (Llorente m. 85), Armenteros, Nino y Kike Sola.

0 - R.Madrid: Casillas, Arbeloa, Varane, Albiol, Coentrao. Xabi Alonso, Khedira. Modric (Ozil, m 67), Di María (Benzemá, m. 57), Callejón e Higuaín (Kaká, m. 57).

Árbitro: Clos Gómez (colegio aragonés). Mostró tarjeta amarilla a los locales Rubén (m.11), Oier (m. 44), Armenteros (m. 56), Kike Sola (m. 76) y Lolo (m. 90), y a los visitantes Kaká (m. 59), Xabi Alonso (m. 68) y Ozil (m. 90).

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada decimonovena de la liga BBVA, disputado en el estadio Reyno de Navarra ante 16.366 espectadores. El equipo de fútbol 8 del colegio Ezcaba de Ansoáin, campeón del torneo inter escolar de Navidad, fue homenajeado antes de empezar el partido.