San Sebastián
Bueno, bonito y clasificado
En el minuto 92, Carlos Vela, partido espléndido, arrancó desde su campo, sorteó adversarios, entró en el área francesa y marcó el 2-0, ¡en el minuto 92! Antes hizo el 1-0, de cabeza, y la Real Sociedad eliminó a Olympique de Lyon con dos victorias extraordinarias, cuatro golazos, dos en cada partido, y un fútbol entretenido, atractivo y excelente. Hoy entra en el bombo de «Champions» con vitola de equipo revelación: bueno, bonito y clasificado.
De hasta siete ocasiones dispuso la Real para dar la puntilla al Olympique. Nacieron como consecuencia de su fútbol, del buen trato del balón, del juego al primer toque, de veloces desmarques y el rumbo perfectamente establecido. Jagoba Arrasate ha dado continuidad a las ideas de Montanier, no ha interrumpido el proceso de creación y el equipo se desarrolla adecuadamente. Crece con el balón entre los pies. Lo cuida y progresa, aunque ya no esté Illarra, aunque falte Agirretxe, lesionado. Tiene a Griezmann y a Vela, dos genios que a veces tropiezan con su propio talento. Pudieron marcar un par de goles cada uno; también dispuso Seferovic, el penúltimo descubrimiento, de su oportunidad, tan clara como las de sus geniales compañeros. Tuvo suerte el Olympique, aunque ganó en posesión, pero sólo eso. El 0-0 del primer tiempo no hacía justicia al anfitrión.
A la Real del primer tiempo le sobró el cuarto de hora inicial, de absoluto desconcierto, y algún adorno en los remates. Le sobró que Carlos Vela se tirara en el área antes de que Koné se lo llevara por delante. El piscinazo de su impaciencia provocó la primera tarjeta del partido, que vio él.
El 0-2 de la ida no fue un accidente del Lyon sino un logro txuri urdin, y ojalá que el anuncio de lo que estaba por llegar, no sólo la entrada en el bombo de la «Champions», no sólo la venganza, nueve años después de aquel castigo infligido por el «OL» de Juninho Pernambucano, fuera otra victoria con lustre. Y lo fue.
El Olympique no es más de lo que demuestra, fuerza sin emoción, empuje sin brillo, calidad ínfima; la Real Sociedad es un equipo bonito, joven, admirable y efectivo, a pesar de los remates que sólo exigían puntería y terminaron en el limbo. La Real, descarada, con futuro, lo borda con Prieto, Zurutuza, Markel, Griezmann, Vela y Seferovic. Con Estrada, Ansotegi, Iñigo Martínez y De la Bella defiende con rigor la portería de Bravo, también seguro. Y elconjunto francés, desarbolado y comparsa, sorprendido con cada contragolpe donostiarra y perplejo porque después de esa lluvia de ocasiones conservaba su puerta a cero... Hasta que Carlos Vela, por fin, acertó a cabecear el córner de Griezmann.
Más de una docena de ocasiones de gol elaboró la Real Sociedad, sólo materializó dos, la segunda, también Vela, al final. Fue la guinda de una clasificación brillante y ejemplar. El equipo de Jagoba Arrasate deslumbra e ilusiona en los albores de la máxima competición continental.
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