Restringido
Casillas aviva las llamas
Quizá tomara la decisión por apagar el incendio la negra noche del Schalke, y por eso Carlo Ancelotti quiso ejercer de bombero, pese a ser también uno de los focos de las llamaradas del Bernabéu.Anoche ante el Levante sentó a Iker Casillas, y la música de viento se esfumó. Hizo la misma función que el mejor de los extintores. Las brasas del indigno choque europeo seguían latentes en Chamartín cuando los protagonistas del duelo fueron anunciados por el videomarcador. Los rescoldos tenían un nombre: Iker Casillas. El portero está señalado. Pasaron los suplentes por el electrónico, y apareció Carletto: señalado también. Inteligente, el italiano se dijo antes del partido: «Si siento al portero titular, la noche será tranquila». Casillas debe estar preocupado, el ambiente se relaja si se aleja de la portería. Cuando se pone bajo los palos, el runrún se apodera de la hinchada. Además, se vio al respetable con ganas de aplaudir a Keylor Navas. Caprichos del fútbol, del destino, o váya usted a saber, la realidad es la que es, al de Móstoles le han cogido la matrícula, y le paran en cualquier control policial. Es gasolina para la lumbre.
- La mano floja no convence
Su equipo salió como debe salir y guardó la manguera en el banquillo. Pero el Bernabéu le tiene ojeriza, se nota. No convence del todo. Ha hecho méritos para quitarse el papel de sospechoso, pero su «mano floja» no termina de encandilar a un público insatisfecho pese al glorioso 2014. Modric y Ramos volvieron para salvarse, para darle aire, para aliviarle esas brasas por las que pisaba. Carlo tiene flor, y alguien con flor se siente siempre tranquilo. No será el mejor estratega, no será un revolucionario del fútbol, pero el jardín labrado y cuidado con los años le mantiene a flote. Ante el Levante no aparecieron los bomberos y se pudo quitar el traje de faena, veremos tras el Clásico si de esa flor siguen brotando pétalos o debe llamar de nuevo a los bomberos.
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