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Casillas, ¿por qué?
Recuperó su puesto en la Selección, se ha ido de vacaciones y ha vuelto con la madurez propia de una futura paternidad, de la dureza del tránsito de una lesión para un deportista y del esperpento al que Mourinho le sometió. Pero nada ha cambiado. Primera jornada de Liga y Casillas es suplente. «Mou», desde su felicidad «chelsiana», se frota las manos. Ha dejado el germen activo, el fragor advenedizo entre «mouriñistas» y «casillistas»... y no hay virus peor para un proyecto pacificador que pretendía partir de cero.
Con su decisión, Ancelotti (sus razones tendrá), ha revivido el famoso ¿por qué? de «Mou», que éste dejó en herencia respecto a Casillas sin despejar la incógnita. Bueno sí, que le gustaba más Diego López, aunque cualquiera que no estuviera dispuesto a que le trataran como un tonto -o sea, todos- sabía que había algo más. Recuerdo que Capello, que es del gusto de porteros más altos (Diego López mide 1,96; Casillas, 1,85), también con estos mismos guardametas para su elección, no pudo evitar rendirse a la clase, la magia y la fortuna que acompañan al entonces portero titular de la Selección y del Real Madrid y, unos años después, campeón del mundo y de la triple corona.
Mourinho no tragaba a Casillas, sobre todo, porque no era comparsa en las inquinas del portugués. Punto y final. Con Ancelotti, no hay roce. Su convivencia puede resumirse, a grandes rasgos antes del debut liguero, en la buena actuación de Iker en la victoria frente al Chelsea y su gran papel, con una parada de esas que Valdés describe como imposibles, ante Ecuador. Por tanto, al margen de todo lo que se merece Diego López, que es mucho, y que esto no pasaría si enfrente no estuviera un mito del orbe futbolístico, un ídolo del madridismo, el portero titular del Real Madrid durante trece temporadas, ¿nos hemos planteado qué tiene firmado en su contrato Diego López, con el aval y la benevolencia del mánager general Mourinho para invertir en un competidor para Casillas?
El fichaje de Diego López fue fugaz; en apenas día y medio el Madrid cerró su contratación. ¡¡¡Por cuatro temporadas y media!!! Con la misma edad que Casillas, 31 años, aunque seis meses menos que el mostoleño. El gallego, que ascendió al primer equipo seis años más tarde que Casillas, vivió dos a su sombra. La vio tan alargada que optó por emigrar, porque alguien como Jerzy Dudek, con su generosidad, conformismo y carácter, naturalmente en el fútbol hay pocos. Y por vez primera, al más alto nivel, protagonizó tardes y noches de gloria con el Villarreal.
Tras el descenso del «submarino» amarillo, Diego López ficha por el Villarreal, donde Palop le gana la partida la pasada temporada, pero, por edad, antes le llegaría el relevo con Andrés que con Casillas. ¿Así que, querría Diego López venir al Madrid a vivir lo que ya padeció de 2005 a 2007 si no le aseguraba el Madrid que se haría tabla rasa, que las alineaciones de cada partido se pintaran en una hoja en blanco y su trabajo por ganarse la titularidad partido a partido no fuera en vano? ¿Nos hemos preguntado si Diego López (que merece lo que le venga por su calidad) tiene firmado un cierto número de partidos al año, un compromiso de no vivir eclipsado por Casillas per se?
El uno, Diego López, tiene derecho a luchar por no ser segundo plato de nadie; el otro, Iker, también lo tiene -después de catorce años de maravillosos servicios prestados y con un Mundial a la vuelta de la esquina- a darse un tiempo de nueva reflexión y, en caso negativo, buscar un destino donde la titularidad sea su compañera como su calidad atesora. El uno no merece el estigma, muy manido ya entre los ídolos blancos, de jugar por decreto porque le queda mucha carrera por delante al nivel habitual; el otro, no merece la presión de los «casillistas» disgustados por el daño que le ha hecho Mourinho. La felicidad de ambos depende de la mano izquierda que tenga Ancelotti, a quien se le daba por segura. Pero, por ahora, han resucitado los fantasmas. ¿Por qué?
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