Champions League
El Dortmund vapulea al Atlético (4-0)
El Borussia pasó por encima de los rojiblancos y endosó a Simeone su derrota más abultada como entrenador. El técnico prefirió a Thomas antes que a Rodrigo y se equivocó al quitar a Saúl.
Cuando el Atlético de las mil caras había espabilado, se había quitado los complejos y su juego, al menos, tenía un cierto sentido, con Rodrigo en el campo, Simeone decidió retirar a Saúl, el rojiblanco que más remató en el Iduna Park, y apareció Guerreiro para firmar la condena de los rojiblancos. Antes fue Witsel, el jugador más dinámico del Borussia y el galvanizador de su juego, el que acertó con la portería de Oblak al filo del descanso.
Como el Atlético es imprevisible, es capaz de jugar varios partidos distintos en hora y media, no se pueden poner peros a la derrota. Comenzó bien el equipo de Simeone. Presión alta, líneas juntas, defensa cerrada y Oblak, de espectador. Pero se apagó muy pronto la ilusión rojiblanca y el Borussia desplegado por las bandas, con Witsel, Reus, Pulisic mandando en el centro del campo, se hizo dueño de la situación, obligó al recular a los rojiblancos y aunque no encontró remates claros llegó y llegó al área enemiga. Así hasta que acertó Witsel, ayudando por Lucas, que desvió la pelola a la que no llegó Oblak.
Thomas con una tarjeta se quedó en la caseta y entró Rodrigo, al que Simeone no acaba de darle los galones. Y el Atlético pareció otro. Tuvo la pelota, Saúl remató al travesaño y dio la impresión que tenía opciones de empatar. Era una cuestión de buscar al rival en su campo, de adelantar líneas de intentar con Lemar y Correa llegadas. No estaban Griezmann y Diego Costa en su mejor versión, pero el Atlético estaba en la cara buena. Nada hacia presagiar la posterior debacle.
Jugar al ataque, tener la pelota en el campo rival y dejar espacios atrás fue una obligación para el equipo de Simeone, que no está acostumbrado a ser tan ofensivo, que prefiere esperar y salir desde su campo. Sin embargo fue el Borussia el que esperó pacientemente, el que se cerró muy bien y el que cazó a Oblak en una acción de Achraft que Guerreiro puso en la red. La respuesta la dio Correea con un tiro al poste. Fue la antesala de la condena, del castigo tan fuerte que recibió el Atlético. Sancho, el inglés, hizo el tercero y un error grosero de Filipe propició el cuarto.
Dura derrota, sin justificación porque el Atlético recibió de su ppropia medicina. Hay partido que ha ganado jugando a la contra y eso es lo que hizo el Borussia en el tramo final. El alemán demostró su podería, está muy bien trabajado, alterna la velocidad con la presión y sus rápidas transiciones con Pulisic y Reus fueron definitivas para un Atlético al que le faltó capacidad, juego y esa pizca de fortuna para no encajar cuatro goles.
Simeone tendrá que reflexionar. Decía Boskov que es mejor perder un partido por 4-0 que cuatro por 1-0. Tenía razón, pero el Atlético de ayer volvió a dejar dudas. Koke aparece poco. Saúl fue cambiado en su mejor momento, Lemar es intermitente y Thomas, el preferido, vio una tarjeta y tampoco aportó mucho. El gol se le ha olvidado a Griezmann y Diego Costa, que pelean, se entregan y rematan poco.
Simeone encaja la derrota más abultada como entrenador rojiblanco, pero la Champions sigue viva para el Atlético. El segundo puesto lo tiene a tiro, aunque deberá pasar página cuanto antes porque los castigos tan duros duelen mucho.
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