Australia
Chile no deja de soñar
Iba a ser el partido más cómodo para Chile, porque Australia, en teoría, aún está lejos del alto nivel competitivo.
Iba a ser el partido más cómodo para Chile, porque Australia, en teoría, aún está lejos del alto nivel competitivo. Es el rival de grupo contra el que los otros tres equipos cuentan con sumar los tres puntos. Lo hizo Chile, pero sufrió mucho más de lo que esperaba antes de comenzar el partido y mucho más de lo que parecía cuando a los quince minutos, la Roja llevaba dos goles a favor y Australia era incapaz de llegar al área de Bravo. Era un encuentro desigual y se olía una goleada como la que había sucedido antes, en el encuentro de España. Pero lo bien que empezó Chile, con la movilidad de Alexis y de Valdivia, se fue diluyendo, quizá confiado en la distancia futbolística de los dos equipos y en el resultado.
Para empezar con buen pie, Sampaoli jugó con todo lo bueno que tenía: es decir, no reservó a Vidal, el futbolista estrella de una selección con talento y sudor. El futbolista de la Juve no acabó el partido y fue sustituido sin que disimulase su cabreo, tanto por el partido de su equipo y el resultado, como por su propio papel, que no fue el mejor. Aún tiene que ponerse en forma y ayudar más al fútbol de sus compañeros. Ni él ni su selección enseñaron su mejor cara.
Desde que Valdivia hizo el segundo poco después de que Alexis hubiese marcado primero, Chile perdió entusiasmo y Australia creyó que podía sacar un resultado positivo donde sólo temía una goleada. Es verdad que le falta fútbol, que no tiene jugadores de calidad y que pese a la transición que está intentando hacer el entrenador Postecoglou, Cahill sigue siendo su principal arma. Con él dentro del área, cada balón que vuela hacia allí es un peligro de gol. Salta como nadie, puede con todos y caza todas las pelotas. Es un sufrimiento para los centrales rivales. Tanto dependen de su delantero que da la impresión de que Australia sólo sabe llegar a la portería rival colgando balones desde las bandas. Cuando un futbolista amarillo se acerca al área contraria con el balón pegado a los pies y a ras de suelo, sufre un instante de ceguera, de confusión. Toda la robustez que presentan en otras zonas del campo, se convierte en torpeza.
Cahill marcó de cabeza y durante gran parte de la segunda mitad, Australia estuvo soñando con empatar el encuentro. Tuvo oportunidades para marcar, casi todas en balones aéreos, mientras Chile sufría sorprendida por su propia debilidad defensiva. Quería jugar en campo del contrario, presionar arriba y lo que le pasaba es que dejaba llegar con mucha facilidad a los rivales. No marcó Australia y al final Beausejour marcó el tercero. Soñar está prohibido.
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