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Cristiano es de oro
Lloró cuando, acompañado de su hijo, recogió el Balón como mejor futbolista de 2013
El mundo del fútbol cerró ayer el año 2013 cuando el futbolista que no tiene compasión con la portería rival, lloró abrumado por la emoción, superado por el hecho de ser reconocido, otra vez, como mejor futbolista del mundo. Cristiano soltó aire, para liberar el estrés después de la tensión, miró al suelo, besó a Irina, y con su hijo subió a recoger el Balón de Oro del año pasado. Era lo esperado, pero la emoción se mantuvo hasta el final. Las cámaras enfocaron a los tres finalistas, Ronaldo, Messi y Ribéry y ninguno pudo esconder que estaban allí para ganar. «Si me lo han dado es porque lo merezco, pero también lo merecían Messi o Ribéry, que son grandes jugadores y que han hecho una gran temporada», aseguró después Ronaldo. Antes, cuando con su hijo se acercó a Blatter, Pelé y Platini, apenas pudo pronunciar palabras. Es competitivo al máximo, ha hecho un 2013 superlativo, pero es humano. «Han sido lágrimas verdaderas. No quería llorar, pero no soy de hielo». Lloraba mientras agarraba la mano de su hijo, que se portó como un adulto. Cristiano quería hablar. Ayer, eso era mucho más difícil que marcar un gol: «No tengo palabras para describir este momento», casi balbuceó.«Gracias a todos mis compañeros del Real Madrid y selección, a mi familia que está aquí presente. Es un honor. Es muy difícil ganar este premio. Ha sido gracias a mi presidente (Florentino Pérez) y a muchas personas que están junto a mí», dijo con el Balón dorado en una mano. A Irina, que se lució en la alfombra roja, le brillaba en el ojo una lágrima. Y su madre se secaba con un pañuelo porque su llanto era imparable.
No era una situación nueva para Ronaldo, que ya se llevó el premio en 2008, pero sí había situaciones novedosas que hicieron el de ayer más emotivo, más cercano. «Cada Balón de Oro es especial, no hay uno más importante que otro. El primero que gané fue algo enorme y éste ha sido más emocionante porque estaban mi madre y mi hijo», dijo.
Es un futbolista de los más profesionales, un ejemplo para el resto de sus compañeros, un hombre entregado a su trabajo, ayer frágil, como todos. «Es un premio merecido no sólo por su talento, sino por su espíritu de sacrificio y sus ganas de prosperar cada día. Seguro que se ha hecho justicia», aseguró Florentino Pérez, que acompañó a la gala a su estrella y a Sergio Ramos, que como Ronaldo, formó parte del once ideal de la FIFA. «También he estado a punto de llorar cuando le han dado el premio», añadió el futbolista andaluz.
El premio a Ronaldo puso final a un largo día y a una larga velada. Cristiano llegó a Zúrich arropado por su familia, por Zidane, por Butragueño y por Florentino Pérez, que más tarde presumió de lo conseguido por su estrella: «Siempre tienes el orgullo de que esté en tu equipo. Es un día muy importante para mí y para todos los madridistas, es el reconocimiento a un líder del fútbol, que siempre quiere más. Está alrededor de los valores que los madridistas siempre predicamos», continuó el máximo mandatario de la entidad blanca.
Ronaldo era el gran favorito después de redondear en los últimos meses un año espectacular. Es verdad que Ribéry había conseguido más títulos, pero también que el portugués ha sido más determinante. «A lo mejor si no ganas con tu equipo, lo tienes más difícil. Pero este es un premio individual, no colectivo. Si he ganado, ha sido gracias a mis compañeros». Tiene talento, pero lo ha desarrollado su sacrificio: «La gente que me conoce sabe lo que trabajar y luchar para estar con los mejores». Ronaldo estaba preocupado porque la emoción al recibir el premio le había impedido acordarse de todas las personas a las que quería agradecer su apoyo. Cada vez que le preguntaron volvió a acordarse de sus compañeros, de su club y la selección portuguesa y añadió a todos los que le han votado y también a los que le animaron y acompañaron durante «el largo 2013».
Con el de ayer sumó dos. Tiene 28 años y ganas de sumar varios más. Es un futbolista que se diferencia de los demás en una cosa fundamental: que no quiere conocer sus límites: «Mi objetivo es escribir una página inédita en la historia del fútbol como uno de los mejores jugadores de siempre, ése es mi objetivo y estoy encaminado para ello». Sin límites, tampoco tiene fronteras: «Mi idea no era ser el primero de Portugal, quiero hacerme un hueco en la historia del mundo, no quiero formar parte sólo de la historia de mi país, ahí ya estaba, aunque no hubiese ganado».
Acompañado de Jorge Mendes, Ronaldo era un hombre satisfecho, él que ha hecho de la insatisfacción, del progresar siempre, su éxito. La celebración no pudo ser excesiva. El Madrid se entrena hoy y juega hoy: «Tomaremos una copa de champán y nada más –dijo el mejor futbolista del mundo– que hay que levantarse pronto para madrugar».
De la felicitacion de Blatter a los besos maternos
Uno de los momentos de la gala era ver cómo se saludaban Ronaldo y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Hasta ayer mantuvieron las distancias desde que el máximo dirigente del fútbol se burló públicamente del estilo de juego del portugués y desveló que él prefería a Messi. Blatter sólo se dio cuenta de su error, de que había faltado a la discrección que obliga su cargo, cuando sus palabras, dichas en una conferencia en Oxford, comenzaron a dar la vuelta al mundo. Ya no había marcha atrás. Había ofendido a uno de los grandes favoritos para ganar el Balón de Oro cuando se estaba votando para elegirlo. Ronaldo no respondió a sus palabras, sino que cada vez que marcaba hacía el gesto de que él hablaba en el campo. Ayer se portaron educadamente y Blatter felicitó al portugués. Antes reconoció que ya había hecho un acercamiento para intentar calmar al mejor futbolista de 2013: «Al inicio del año he mantenido una conversación telefónica con Cristiano Ronaldo en la que aclaramos que aquello fue un show extraordinario», dijo Blatter antes de la gala.
Pero lo más emotivo no fue la reconciliación entre el presidente de la FIFA y la estrella portuguesa. Lo más emocionante, lo que ablandó hasta a los más críticos de Cristiano, fueron las lágrimas de su madre, María Dolores dos Santos Aveiro. Es ella quien siempre le apoyó. No estuvo en 2008 y sí ayer. Lloró y lloró y cuando su hijo la vio, se le escaparon las lágrimas.
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