FIFA

Diez millones en sobornos para la sede del Mundial

Warner decidió trabajar para la candidatura de Suráfrica y ofreció recompensas para los que le ayudaran en el objetivo

Diez millones en sobornos para la sede del Mundial
Diez millones en sobornos para la sede del Mundiallarazon

En la memoria futbolística española, Suráfrica será recordada siempre por el gol de Iniesta en el minuto 116 de la prórroga ante Holanda. Mencionar el nombre del país de Nelson Mandela está relacionado deportivamente con el Mundial que ganó la Selección de Vicente del Bosque. Pero si preguntamos a los miembros del Departamento de Justicia de Estados Unidos que investiga el escándalo FIFA, cuando escuchen el nombre de Suráfrica les vendrá a la mente una cifra concreta: diez millones de dólares. Eso es lo que, según el informe de la Fiscalía Norteamericana, pagó en sobornos Suráfrica a varios directivos de la FIFA para albergar la fase final del Mundial de 2010.

Los hechos se remontan a 2004, cuando el Comité Ejecutivo de la FIFA baraja tres posibles sedes para albergar la Copa del Mundo 2010: Marruecos, Egipto y Suráfrica. En mayo, relata el informe, el vicepresidente del máximo organismo del fútbol, Jack Warner, viaja a Marruecos. Lo hace acompañado por una personA cuya identidad oculta la Fiscalía Norteamericana. Se refiere a él como «Conspirador Número 1» (en el informe de 164 páginas aparecen hasta 25 conspiradores). En Marruecos, un representante de la candidatura local ofrece a Warner y a su acompañante un millón de dólares para que su país albergue la fase final del Mundial 2010. Una cantidad que se quedó muy corta, puesto que, como relata más tarde el informe, estos directivos de la FIFA estaban dispuestos a venderse, pero sólo al mejor postor. Marruecos ofrecía un millón y ellos esperaban sacar una cantidad bastante más elevada.

Warner recibe la llamada de la candidatura de Suráfrica. Le aseguran que el Gobierno de aquel país podría entregar a la Confederación Caribeña de Fútbol (CFU) 10 millones de dólares «para apoyar la diáspora africana». Warner entendió la oferta como un soborno en toda regla y decidió «trabajar» para la candidatura surafricana. No sólo él emitiría su voto para que ese país albergara el Mundial, sino que trataría de convencer a sus compañeros en la FIFA para que hicieran lo mismo y Suráfrica se convirtiera en el primer país africano en albergar el mayor evento futbolístico del mundo. Aunque con algunos fue más generoso que con otros: a «Conspirador Número 1» le ofreció un millón de euros si Suráfrica salía elegida con su ayuda.

El 15 de mayo de 2004 el Comité Ejecutivo de la FIFA se reunió en Zúrich y eligió a Suráfrica como sede del Mundial 2010. Obtuvo 14 votos, frente a los 10 de Marruecos y a ninguno de Egipto. Una diferencia de votos que guarda un cierto paralelismo con la cantidad presupuestada supuestamente para sobornos de cada país, según recoge el informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Pero la trama de la compra de la sede del Mundial de 2010 no termina ahí. El «Conspirador Número 1» pronto se da cuenta de que algo va mal en el trato. Los surafricanos eran incapaces de sacar de los fondos del Gobierno los diez millones de dólares prometidos a cambio de su victoria. No es problema para Warner, que ordena que en lugar de recibir el pago directamente, lo obtiene del dinero destinado por la FIFA para ayudar a Suráfrica a organizar el campeonato.

La transferencia de 10 millones de dólares del máximo organismo del fútbol, en lugar de ir a Suráfrica, iría a cuentas bancarias a nombre de la CFU y la CONCACAF (Confederación de Fútbol de América del Norte, Central y el Caribe), cuentas que controlaba el propio Warner. El pago se hizo en tres partes: la primera de 616.000 dólares, la segunda de 1.600.000 y la tercera de 7.784.000. En total, 10 millones de dólares, la cifra acordada por Warner con los surafricanos.

El informe del Departamento de Justicia detalla qué hizo Warner con ese dinero. Por ejemplo, del primer pago de 610.000 dólares transfirió 200.000 a una cuenta personal en enero de 2008. Además, desvió parte del dinero a cuentas de intermediarios para lavarlo. Lo hizo a través de empresas con sede en Trinidad y Tobago.

Warner había recibido su parte del pastel. Pero, ¿qué pasó con «Conspirador Número 1»? Según relata en el informe la Fiscalía estadounidense, estuvo durante tres años recibiendo ingresos del ex vicepresidente de la FIFA. En total, tres. El primero fue de 298.500 dólares, el segundo ascendió a 205.000 y el tercero fue de 250.000. El problema surgió cuando sumó las cantidades: «Conspirador Número 1» había recibido 753.000 dólares por dar su voto a la candidatura de Suráfrica. Nunca llegó al millón prometido por Jack Warner. Es el peligro de hacer negocios con quien se mueve habitualmente fuera de la legalidad.

Fondos de la FIFA para apoyar el mundial

El dinero, que en un principio iba a llegar directamente del Gobierno Surafricano, salió finalmente de los fondos de la FIFA destinados a apoyar el fútbol en aquel país antes de la Copa del Mundo («diáspora africana»). Warner le ofreció al «Conspirador Número 1» un millón de esos diez que iban a caer en sus manos por manipular la votación y provocar la derrota de Marruecos.

El reparto del «Botín»

Lo prometido es deuda y esto sí que Jack Warner lo cumple a rajatabla. Por eso, en los tres años siguientes a que el dinero llegara primero a Suiza y después a cuentas a las que el trinitense tenía acceso, fue pagando la deuda que había adquirido con el «Conspirador Número 1».