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El Atlético no se asustó
El Atlético no se esconde. Las cartas de Simeone siempre están boca arriba y el partido del Camp Nou fue el que el técnico rojiblanco había pintado en su pizarra. Y el Barcelona, amo y dueño de la pelota, se fue al descanso quejándose a Borbalán de las reiteradas faltas que cometía el rival, de las dos tarjetas que había visto y de las interrupciones constantes del juego. Señal inequívoca de que las cosas no le estaban saliendo bien. La dupla Messi-Neymar no logró el efecto deseado en el primer tiempo y sólo hubo detalles de malabarista del brasileño y un par de acciones del argentino. Una de ellas la desbarató Courtois y la otra fue el centro en el último segundo que Alexis no llegó a cabecear.
Con su estilo, con su trabajo –a veces feo– con algunos contragolpes bien llevados, el Atlético tuvo dos ocasiones de ponerse por delante. Dos jugadas en las que se juntaron y se asociaron con toque y rapidez ante la defensa azulgrana. Una finalizó con un inocente tiro de Koke a las manos de Valdés (min 35) y la otra, con un paradón del guardameta a un disparo de Arda (42), el canalizador del juego ofensivo de los madrileños, en un partido en que la circulación de la pelota fue, en el primer tiempo, el agujero negro de los de Gerardo Martino, que prefirió a Cesc, colocado como interior adelantado, a Iniesta. También Alexis le había ganado la partida a Pedro en el once titular.
El Barcelona había tenido la posesión, pero le faltó la velocidad, el desplazamiento largo, los cambios de orientación y la movilidad de su segunda línea para abrir los huecos en el sistema del Atlético, que hizo una primera parte que fue un calco a la del Calderón, con la ocasión reseñada y con el convencimiento de que la táctica era la prevista. Simeone hizo lo suyo mejor que su compatriota, que no consiguió que sus jugadores lo vieran claro.
El Atlético no se asustó. Al revés, encaró la segunda parte con una cara más ofensiva. Dio un paso al frente, adelantó las líneas, se movió con descaro en territorio azulgrana y llegó otra ocasión. Se juntaron Filipe Luis, Diego Costa y Arda para que el balón acabara en los pies de Villa. El asturiano disparó con la pierna derecha y Valdés hizo la segunda parada de la noche. El meta volvía a salvar al Barcelona en un momento crucial. Porque el Atlético se había quitado el miedo, necesitaba un gol y se fue a buscarlo con decisión y buen juego.
Sus buenas intenciones no le duraron mucho y el partido volvió a ser del Barcelona, que encontraba más huecos ya que el Atlético no presionaba tanto. Llegadas al área, centros, despejes y balones que sacaba Courtois en una defensa bien organizada, que aguantaba las acciones de Neymar, la profundidad de Messi, los movimientos de Cesc y los centros de Alves, un delantero más.
Simeone metió a Adrián porque Arda se quedó sin aire. Martino tiró de Pedro e Iniesta porque quería ganar el partido. El Barcelona trataba de que no hubiera sobresaltos. La pelota era su mejor arma para no sufrir porque ya el Atlético no tenía gasolina para llegar con excesivo peligro a los dominios de Valdés. La Supercopa tenía color azulgrana y el partido se ensució en el último tramo, donde hubo de todo.
Desde la expulsión de Filipe Luis (min 80), tras un rifirrafe con Alves hasta el penalti de Miranda a Pedro que Messi mandó al larguero. Fueron minutos de tensión, de partido copero, con el Atlético entregándolo todo frente a un Barcelona que no consiguió su objetivo: ganar en el Camp Nou con Messi y Neymar. Y es que el Atlético le planteó tantas dificultades que Martino no encontró las soluciones. Para Simeone y sus jugadores ha sido un éxito jugar dos partidos con el Barcelona y no perder. Anoche, además, tuvo las dos ocasiones más claras ante un rival de postín.
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