Champions League

Barcelona

El Madrid, donde quería

Después de tres meses y medio sin perder, es finalista de Copa y está en buena posición en Liga y «Champions»

El Madrid, donde quería
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Tres meses y 18 días han pasado desde que el Real Madrid perdió en el Camp Nou en el partido de la primera vuelta. Desde entonces, 24 partidos en los que el equipo ha ido acelerando hasta colocarse donde quería, en la «pole position» para un apasionante final de temporada. Carlo Ancelotti ya ha alcanzado su primera final, la de Copa del Rey que disputará el próximo 19 de abril frente al Barça, y tiene a los suyos en un lugar casi inmejorable tanto en la Liga como en la «Champions». El entrenador italiano tardó en firmar su contrato por sus problemas para salir del PSG y su proyecto empezó muy poco a poco, con los sufrimientos para ganar al Betis el día del estreno y tardes de infarto tanto en Elche como en el campo del Levante. También en esos primeros días, el Atlético asaltó el Santiago Bernabéu, mientras el técnico probaba y probaba en busca de la excelencia y el equilibrio.

La vuelta de Xabi Alonso y la lesión de Khedira cambiaron en parte el panorama ideal, mientras que la fe del técnico en Modric y su idea de poner a Di María en el centro hicieron el resto. No ha vuelto a perder el Madrid desde la noche en la que salió de Barcelona pensando que había merecido más. Y sus números han ido mejorando invariablemente. El equipo ha cerrado su portería en torno al 4-3-3 y al crecimiento de los centrales, hasta firmar un 2014 con sólo tres goles encajados en 12 partidos –los dos del Villarreal y el de Ibai en San Mamés–. En la Copa, Iker sigue imbatido, en un bloque al que cada vez le rematan menos veces por encuentro. Se acabó aquel equipo demasiado largo, que se partía por el medio fácilmente.

Bien sostenido atrás, lo del ataque nunca fue un problema para un grupo que ahora encuentra más registros que el contragolpe o el juego directo. Sabe cuidar la pelota y sólo el Bayern Múnich de Pep Guardiola tiene una media más alta de disparos a portería por partido.

Ancelotti, como todos los entrenadores, cuenta con un once tipo, una alineación de seguridad, pero ha confirmado también su fama de buen gestor de grupos, de saber mantener a todos involucrados y repartir esfuerzos. Catorce futbolistas han jugado más de 1.400 minutos, a los que hay que sumar al portero de las Copas (Casillas), la explosión de Jesé y la vuelta de Varane, que da como resultado una lista de 17 hombres de total confianza y dispuestos a ayudar cuando lleguen los imprevistos en las tres competiciones pendientes.

No hay descartes con Ancelotti ni desprecio a los que menos participan. Ahora da cariño a Isco, en la difícil transición de pieza básica a esperar una oportunidad en el banquillo, a la vez que desmiente teorías respecto a que la alternancia de porteros es algo contra natura en el fútbol. Iker ya suma 961 minutos sin ser superado, aunque en los planes del técnico no está, por el momento, darle la titularidad completa al capitán.

Nadie se acuerda ahora del drama que para muchos supuso la venta de Özil, porque el equipo funciona al ritmo que marca Modric y el alemán sufre su primera crisis desde que llegó a la Premier League. Su magia en la media punta se ha transformado en un trivote que suma la clarividencia y el colmillo de Xabi Alonso, la electricidad y el gol de Di María y la omnipotencia de Modric, quizá en estos momentos el jugador más indispensable de toda la plantilla.

A la espera de la llegada de ratos más prolongados de buen fútbol, Ancelotti va viendo el Real Madrid que imaginaba y se siente satisfecho por la implicación de todos en llevar adelante su idea. Es su mejor momento desde que llegó a Madrid, con la desventaja de Barcelona y Atlético de Madrid en Liga neutralizada, en la final del «título menos importante» y a la espera del Schalke en el camino hacia el gran objetivo. Esa copa con orejas.