LaLiga Santander
Es único (1-2)
Messi alcanza los 86 goles en 2012 y supera el récord de Müller n El argentino tumbó al Betis, que en la segunda parte dio tres postes
Leo Messi ya es único por un par de motivos más: es el jugador del Barcelona que más goles ha marcado en la Liga (192) y, sobre todo, el futbolista que más goles ha conseguido anotar en un año natural. 2012 se recordará entre otras cosas porque el argentino acumuló 86 tantos (por ahora). Atrás quedan los 85 del alemán «Torpedo» Müller, un hombre nacido para el gol, para llevar a la red todos los balones que caían por el área. Messi es mucho más. Un jugador total, al estilo de Alfredo di Stéfano. Juega y hace jugar. Marca y hace marcar. Ocupa todas las parcelas del campo y, además, desde hace varios años parece indestructible. Esquiva las lesiones y ni cuando parece que tiene algo le sucede nada. El miércoles se marchó en camilla del Camp Nou y ayer entró de pie y contento en el Benito Villamarín. Ni rastro de las molestias en la rodilla izquierda. El récord que podía haber superado contra el Celtic esperó unos días. 25 minutos en Heliópolis le bastaron para ampliar su leyenda. Primero en una acción en la que Amaya y Dorado le respetaron demasiado. Cuando cogió el balón en la frontal del área, le aguantaron en exceso y el cambio de ritmo del «10» fue letal. También el desmarque de Alexis para arrastrar a la defensa. Messi marcó de tiro cruzado, y poco después repetiría disparo tras una dejada de Iniesta de esas en las que el manchego parece que no hace nada. Es pura elegancia.
El récord estaba conseguido y el triunfo también parecía seguro... Pero era el Benito Villamarín, uno de los campos malditos de Pep Guardiola. Allí nunca lo tuvo fácil el ex. Es más. Allí no logró ganar en sus tres visitas: dos empates en Liga y una derrota en Copa. Y el Betis ya había podido con el Real Madrid hace apenas dos semanas. Está en la zona alta de la tabla. Es un rival peligroso y sabe jugar bien al fútbol. Comenzó el encuentro tímido, más metido atrás de lo esperado, sin buscar a los azulgrana demasiado arriba como en otras ocasiones. Pero los dos goles en contra le hicieron espabilar para regalar a los espectadores un encuentro vertiginoso del que los verdiblancos bien pudieron haber sacado algo más. Hicieron méritos para ello. Y se encontraron con el poste hasta en tres ocasiones. Una vez rehechos los equipos por las múltiples lesiones (Juan Carlos en el Betis, entró Vadillo; Fàbregas y Puyol en el Barça, salieron Alexis y Mascherano) no había tregua. Al volver del vestuario, el conjunto de Mel olvidó los complejos y miró a la cara al Barcelona, que perdió por completo el dominio del partido. Rubén Castro había recortado distancias antes del descanso. Jordi Alba rompió el fuera de juego. Y él fue quien pidió de forma más insistente la posición antirreglamentaria del bético. Suele suceder. El tanto descolocó al Barcelona en los últimos minutos del primer tiempo y en el segundo no logró recuperarse. No hubo rastro del fútbol-control que tantas veces utiliza el Barça para someter a sus rivales a un castigo obligándoles a correr detrás de sombras. El balón se partió por la mitad y pasó a tener dos dueños. El Betis hizo buen uso de él (menos en la definición) y empezó a acosar la portería de Valdés, que dudó en una pelota alta que casi le complica la vida. Acabó en sus manos tras dar en el palo. El primero de la noche.
El líder invicto de la Liga empezó a quedarse a mitad de camino. No llegaba a la portería de Adrián, el balón se lo interceptaban antes. Messi estaba tapado y retrasó su posición para convertirse en pasador. El Betis salía con todo y arriesgaba porque dejaba mucho espacio a su espalda. No le quedaba otra, pero poco a poco fue intimidando a su rival, que se agarró a Piqué. El central tuvo una noche fantástica para cortar jugadas que hubieran acabado con un bético solo delante de la portería. Despejaba el balón al límite, pero no podía con todo. Las pelotas que pasaban acabaron estrelladas contra los postes. Primero fue la jugada tonta de Valdés, en su poste izquierdo. Al derecho se marchó un cabezazo a medias entre Cañas y Mascherano, y de nuevo al izquierdo, cerca de la escuadra, un remate de volea de Pozuelo. El Barça tuvo la suerte del campeón y, pasado el susto, le tocó el turno de contraatacar. «Envidioso» por los postes de los andaluces, casi les igualan en ese apartado en una doble acción dentro de la misma jugada. Primero Messi y después Alba tuvieron puntería para dar en la pequeña «madera» y no para meter el balón en la portería.
El Barcelona pidió la hora al final, pero sigue sin perder en la Liga y mantiene la ventaja al frente de la clasificación. Tito Vilanova venció donde no pudo hacerlo Guardiola y Messi superó otro récord. Una hazaña como la del argentino se merecía un partido tan espectacular como el que disputaron ambos equipos.
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