Atlético de Madrid
Griezmann da un valioso y sufrido 1-1 al Atlético
El Atlético se sobrepuso a la temprana expulsión de Vrsaljko y al gol de Lacazette. El tanto del francés vale oro. Oblak, fenomenal.
El Atlético se sobrepuso a la temprana expulsión de Vrsaljko y al gol de Lacazette. El tanto del francés vale oro. Oblak, fenomenal.
Griezmann sopló la vela del cumpleaños del Atlético con un gol que vale oro. El equipo, encerrado todo el partido en su campo, se sobrepuso a la expulsión de Vrsaljko, al tanto de Lacazette y a un Arsenal que dominó siempre, que buscó sus opciones, que tuvo ocasiones y que se topó con un fenomenal Oblak cuando los defensores se vieron desbordados. El resultado es bueno, la eliminatoria esta en la balanza de los rojiblancos, pero el juego fue muy pobre porqure las circunstancias le obiglaron a hacer un ejercicio puramente defensivo para intentar salir con vida del Emirates.
Y salió vivo y coleando porque en el fútbol las estadísticas están para la hoguera. Todo el peso del encuentro lo había llevado el Arsenal, que se vio favorecido por la expulsión de Vrasljko –justas como evitables las dos tarjetas– cuando los equipos estaban en fase de tanteo. Se fue el croata a la ducha y Simeone, a la grada porque al técnico se le fue la fuerza por la boca y el francés Turpin le echó sin contemplaciones. Dos contratiempos inesperados –los mayores nos acordamos del partido de Glasgow y Babacan, preludio de la final ante el Bayern– porque había que recomponer el equipo con Thomas pasando al lateral y porque faltaba el guía espiritual al borde del césped, aunque el Mono Burgos –también de lengua larga– sabe lo que quiere y como se maneja su jefe.
Y hasta el minuto 33 en que Griezmann puso a prueba a Opsina, el monólogo del Arsenal había sido interminable. la movilidad de Özil, las llegadas de Bellerín y Monreal por los costados, los dos españoles no se cansaron de centrar, y los remates y los saltos de Lacazette hacian tambalearse el sismte defensivo donde Giménez y Godín se multiplicaban por arriba y por abajo. Lucas también cumplía en la banda, pero el sacar la pelota jugada, el dar dos pases seguidos era una químera pese a los intentos de Saúl y de Koke. Gameiro y Correa eran anoche apuestas fallidas . Muy alejados del área, ni presionaban, ni inquietaban y tampoco recibián balones para aguantar la pelota.
Todo era defenderse ante un Arsenal que ha demostrado sus lagunas, sus limitaciones y su falta de pegada. Le cuesta al equipo de Wenger, que tiene vocación ofensiva, definir las ocasiones. Cierto que se encontraron a Oblak, pero cierto es que salvo Lacazette nadie encontró soluciones ofensivas. Ramsey y Wellbeck se perdían en aatquwe y los disparos lejanos de Xakha no inquietaron el organigrama rojiblanco. Amontanados delante de Oblak fue al final del primer tiempo cuando Griezmann volvió a probar a Ospina tras una excelente jugada de Thomas, la acciión más ortodoxas del equipo en la noche londinense.
Irse al descanso sin encajar un gol, después de aplacar la furia del Arsenal en un ejercicio de resitencia era una pequeña victoria moral. Sin embargo, la segunda parte no comenzó bien. Un error de Griezmann al no despejar, un centro de Ramsey y el cabezazo de Lacazette que voló por encima de Lucas para hacer un gol que encendió a los aficionados, a Werner y al equipo.
Había que esperar el comportamiento del Atlético, que comenzó a dar muestras de fatiga por lo que Gabi entró por Gameiro para reforzar el centro del campo, una fábrica en la que el balón no duraba nada. Los argumentos eran los mismos y cuando Lacazette estuvo a punto de hacer el segundo en otro cabezazo llegaron más dudas.
Las resolvió Simeone colocando a Savic en el lateral derecho y adelantando a tomhas en un intento de refrescar el equipo, de buscar una salida del balón y de conectar con Griezmann que pasó a ser el delantero más avanzado, en una posición más centrada.
Y por ahí eocntró el equipo la vía de escape, la gloria cuando quedaban diez minutos y el Arsenal seguía erre que erre buscando alguna renta mahyor para viajar a Madrid con más confianza. Sin embargo, un balón largo lo parovechó Griezmann para empatar. gfalló su compatriota Koscielny, rechazó Ospina, pero el rojiblanco metió la bota izquierda para poder bailar en la celebración.
Un gol que puede valer una final en un partido que sólo ofreció una cara en los de Simeone. La de la resistencia, la de sobreponerse a todos los contratiempos y la de mirar el futuro con más optimismo que a los diez minutos de partido.
Fue el Atlético aguerrido, competitivo que siempre da la cara aunque su juego diste mucho de ser el deseado. En esta oportunidad hay excusa porque el fin justifica los medios y el billete para Lyon esta más cerca de Madrid que de Londres. Pero tendrá que mejorar en su juego para dar el paso definitivo. Lo de anoche fue casi heroico en el día del cumpleaños.