FC Barcelona
Se fue Messi, y ahora, ¿qué?
El Barça post Messi ha llegado de forma abrupta y sin dinero para reforzar el equipo
El final de Messi en el Barcelona ha llegado de forma inesperada. Repentino fue el burofax del pasado agosto, pero el incendio se apagó. Y esta vez, en lo que parecía un verano tranquilo, con todo hecho, a la hora de firmar: ¡boom! Cinco días después, Leo estaba siendo presentado con el PSG y una época llega a su fin en el Camp Nou. Con el que era referente ya entrado en la treintena, fueron varios años con la misma pregunta: después de Messi, ¿qué? Y la respuesta llegará pronto. El club apenas ha tenido tiempo para prepararse para el cambio. El fichaje de Neymar en 2014 era una manera de ir preparando el terreno, para que convivieran juntos y que después el brasileño asumiera el liderato, pero salió mal y precisamente la marcha de Ney en 2017 fue el principio del fin. Desde ahí, fichajes fallidos, dinero malgastado, fichas altísimas, sólo tapado por la conquista de varias Ligas. A ello se unió la pandemia en 2020 y llegó la crisis absoluta. Se ha ido Messi y el líder del Barcelona está ahora en el banquillo: es Koeman. El entrenador contaba con la continuidad de Leo y también para él es un duro golpe.
Este curso se dejará de oír un clásico en las comparecencias de jugadores y técnico ante la prensa: «Tenemos a Messi, tenemos al mejor». Se decía siempre, incluso después de varapalos como los de Roma o Liverpool. Pero Messi ya no está y es el momento de que otros futbolistas den un paso adelante. Durante un tiempo parecía que la única opción era balón para el «10». La famosa «Messidependencia». Algunos compañeros parecían acomodados ahí. Es el momento de que todos den la cara porque la única manera de suplir a un futbolista como el argentino sin un relevo natural es actuar de forma coral, más como equipo que nunca. Koeman hizo un gran trabajo el año pasado y esta temporada debía ser la de la confirmación, con Messi rodeado de jugadores jóvenes que tenían que ir creciendo y que en gran medida serán ahora la base del equipo. Como líderes en el césped están Piqué, Busquets y Ter Stegen, pero hace falta un referente ofensivo que asuma galones, tal vez un paso adelante de Griezmann, que ahora podrá retrasar su posición y jugar en un sitio más natural para él. Aunque el francés siempre ha dicho que es un futbolista de equipo, de correr para el resto. Tiene buena pierna, gol y llegada, pero tampoco es desequilibrante en el uno contra uno.
El desborde lo tendrán que poner el precoz Ansu Fati, una vez recuperado de su operación en la rodilla izquierda, para lo que queda poco, o Dembélé, que no podrá jugar hasta al menos dentro de un par de meses por lesión.
Por tanto, este Barcelona es una incógnita con pocas certezas. Ter Stegen es el portero. En defensa mandará Piqué no se sabe si con Araujo, Eric García o Lenglet al lado, o con varios si el sistema es el 1-3-4-3. Emerson puede hacerse con el lateral derecho, ante la irregularidad de Dest y la inconsistencia de Sergi Roberto. Jordi Alba se sentirá extraño al no ver a Leo, que siempre era su primera opción. Se rompe esa sociedad. El curso pasado Koeman logró por fin montar un centro del campo en el que Busquets y De Jong casaran, con Pedri como fijo, aunque el canario llegará cansado tras un verano en el que ha disputado Eurocopa y Juegos Olímpicos, y venga prórrogas, para más inri. Además, cargar la responsabilidad en un chico que apenas tiene 18 años tampoco sería justo. Griezmann tiene que demostrar su nuevo papel más protagonista y Depay también parece tener un puesto seguro en el ataque. El otro fichaje, Agüero, no se sabe por qué lado saldrá, aparte de que también tendrá que retrasar su debut por problemas físicos. Su llegada a la Ciudad Condal se ha producido tarde después de varias temporadas de rumores. Ya en el Manchester City no era titular. Falta por ver la actitud con la que afronta el desafío, además sin su amigo Messi, porque calidad tiene para regalar. El papel de Coutinho o Ricky Puig también está por definir.
Está claro que el Barcelona post Messi tiene dos opciones: rebelarse ante la ausencia de la estrella con gente joven que puede meter intensidad o hundirse sin el futbolista más importante en la historia y escudarse en su ausencia. La pérdida es mucha: de las últimas 12 temporadas, Leo sumó en Liga 30 o más goles (y hasta 46, 48 y 50) en nueve. En las tres que no llegó hizo 25, 26 y 28. Ha sido ocho veces Pichichi.
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