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«Gol» a la prensa

Con todo preparado, el jugador no habló ante los medios. Estuvo, pero no se le vio

La Razón
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Con todo preparado, el jugador no habló ante los medios. Estuvo, pero no se le vio.

Pasan las diez de la mañana y la vida en Pozuelo de Alarcón parece normal. Unos repartidores hacen su trabajo, un joven pasa corriendo pese al calor... Eso sí, para ser 31 de julio cuesta aparcar. La explicación está al otro lado de la calle, en los Juzgados de Instrucción número 1 de la localidad madrileña. Una marabunta de periodistas se agolpa en la puerta, donde también han acudido muchos curiosos. En un vistazo rápido se cuentan 60 cámaras de televisión. No faltan de Francia, Alemania y, claro, Portugal. El rumor empieza a tomar forma: Cristiano Ronaldo no entrará por la puerta. Se confirma a las 11:00: «Ya está dentro», indican. Llegó en un coche por el garaje. Sus palabras vendrían después... O eso se creía. No es habitual que un investigado haga declaraciones, pero por el circo que había montado parecía que ésta sería la excepción: un atril y dos grandes focos instalados por una empresa privada, encargado por la agencia de representación del futbolista. «Dicen que no ha costado dinero público, pero mira, cincuenta policías...», se quejó un hombre. No había tantos, pero sí muchos, y seis coches y dos furgonetas.

Entre los curiosos, la mayoría eran niños. Muchos con la camiseta del «7» del Madrid. Lógicamente no sabían por qué estaba allí el luso, ni les importaba. Un «infiltrado» con la zamarra del Barça montó la tertulia, pero no la de si Cristiano ha defraudado o no. El debate es que si era mejor que Messi. Alguno incluso llevaba un rotulador para que le firmaran en la elástica. No sería el único que se fue decepcionado. «Mi nieto Luisito quería ver a Ronaldo», decía una abuela antes de que un joven se pusiera a hacer el grito del delantero cuando marca goles.

En contraste con los que le apoyaban estaba Martín Sagrera, que se ha hecho famoso por sus pancartas en manifestaciones en las que atiza a todos: a la banca, al rey emérito, a Alemania. «Ganar jugando limpio», decía su cartel por un lado. «“Pagemos” todos y quien +, +», se leía en el otro. Cuando le indican que había una falta de ortografía contesta que lo hizo «muy temprano por la mañana». «Si 14 millones son calderilla para él», insiste Martín con una camiseta con el lema «I (un corazón dibujado) España» (Amo España). «Con Neymar también protesté. Yo era del Barça, pero ya no lo soy porque lo han tomado los independentistas», argumenta.

De 11:00 a 13:00 se hacen varias pruebas de sonido. A los fotógrafos que están bajo el sol les sacan botellas de agua para que no sean ellos la portada al día siguiente. Informan de que Cristiano ha declarado tranquilo durante una hora y media. El momento de leer el comunicado estaba cerca. Se nota en el movimiento de los fotógrafos y las cámaras... Pero en lugar de Ronaldo aparece Iñaki Torres, de Gestifute, la agencia del futbolista, para decir que el «7» del Real Madrid estaba camino de casa y que todo había ido bien. Cristiano se fue por donde vino. Y Torres se llevó un abucheo de la Prensa y de los espectadores. «No habíamos convocado nada. No ha cambiado de decisión, simplemente era una de las alternativas», dijo sobre el atril preparado para la ocasión.