Atlético de Madrid
«Hay Cristiano para rato»
La redacción de «El Chiringuito» se preparó para una noche grande: había programa especial por el derbi. Pizzas por todas partes y los ojos clavados en la pantalla mientras las celebraciones de unos se mezclaban con los lamentos de otros. Lo que viene siendo un Madrid-Atleti de toda la vida.
- «Zizou entrenador»
Los merengues nos alegramos cuando vimos el once. Nos gustaba el 4-4-2. Edu Aguirre me miró y espetó: «Zizou entrenador». Josep Pedrerol recordó algo rápidamente: «Es el once que vaticinó Buyo, el único que ha acertado». Todos pensábamos que Benzema sería titular, pero Zidane nos sorprendió. D’Alessandro lo aprobaba: «Me gusta el planteamiento. Al equipo del Cholo le será complicado encontrar huecos y las caídas a banda de Bale y Lucas pueden ser claves». Buena lectura.
- Volvió Isco
Isco se hacía con la pelota y tiraba un sombrero: «Ohhh», retumbó en los pasillos de Atresmedia. Desplazaba en largo, gambeteaba y no perdía un balón: «Ha sido el mejor», decía José Damián González al descanso, y no exageraba. Todos asentíamos y Jorge añadía: «Está dando un clínic». Le habíamos visto hacer cosas similares, pero se nos estaba olvidando. Qué bueno que volviste, Isco.
- ¡Vaya declive!
Veíamos bien al luso antes de los goles. Convencía incluso al siempre crítico D’Alessandro: «Está trabajando genial, cada acción suya tiene criterio». Fue premonitorio: poco después llegó el primero... y el segundo, y el tercero. Entonces, mi querido Quim Domenech, periodista culé precursor del «Cristiano está en declive», chocaba con la realidad: cruce de tuits y mofas varias. ¿Declive? Queda Cristiano para rato.
- Adiós al Calderón
Algo dentro de mí lo decía. En las fechas señaladas contra el Atleti (finales de Champions, un campeonato en juego o último derbi liguero en el Calderón) ganamos seguro. «Les tenemos comida la moral, de ésta no se levantan», me decía un abonado blanco que se sienta frente a mí y prefiere no revelar su identidad. Otras caras eran más tristes y melancólicas, como la de nuestro querido Damián, siempre ecuánime y deportivo, aunque se le noten tanto sus queridos colores colchoneros.
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