Fallece Di Stefano
Jugaba bien y sólo podía jugar mejor
No podía perder. Alfredo di Stéfano no es que no supiera perder, es que no podía perder. Así era su carácter. El paradigma del futbolista que siempre deja lo mejor, un poso que no desaparece jamás. Como jugador, no era un especialista en ninguna parte del terreno de juego, y seguro que a estas alturas del siglo XXI no descubro nada nuevo porque otros harán hincapié precisamente en esa cualidad tan suya. Tan característica como su fútbol total e imborrable, desde que sacaba el balón de la defensa, ligaba con el centro del campo y llegaba a rematar. Se recuerdan sus disparos de tacón; pero también era un extraordinario cabeceador. Remataba de cabeza que no veas. Y tiraba las faltas. Siempre he dicho que para mí fue el mejor. Me ratifico.
Recuerdo mi debut en la Selección. Jugábamos un partido en Cardiff contra País de Gales, valedero para la clasificación del Mundial de Chile en 1962. Conmigo también debutaron Zoco, Koldo Aguirre y un canario muy bueno, Foncho. El seleccionador era don Pedro Escartín y el entrenador, Miguel Muñoz.
Escartín era un hombre muy meticuloso, y un adelantado a su tiempo: predijo que el futuro del fútbol mundial estaría en África... Cuando llegamos a Gales, y después de hablar con el hombre del tiempo, se fijó en el vuelo de las gaviotas y llegó a la conclusión de que el día del partido llovería. Cayó el diluvio. Di Stéfano estaba nervioso, y me extrañaba, siendo él un futbolista que si no jugaba bien, jugaba mejor. Recordaba un partido que jugó contra el Peñarol en Montevideo. No le agradaba la lluvia... Ganamos 1-2, el 0-1, un golazo de Foncho; el de la victoria, una obra de arte de Alfredo. Y estaba nervioso. Descanse en paz.
*Ex jugador del Atlético de Madrid
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