Champions League

F. C. Barcelona

Medio Messi es mucho

El delantero argentino del Barça, Leo Messi (c) entrena hoy con sus compañeros en la Ciudad Deportiva Joan Gamper
El delantero argentino del Barça, Leo Messi (c) entrena hoy con sus compañeros en la Ciudad Deportiva Joan Gamperlarazon

Minuto 53 y 10 segundos. Messi salió a calentar. Estalló el Camp Nou, aunque la carrerita del argentino por la banda era una mala señal. No empezó de titular por su lesión en el bíceps femoral, pero estaba en el banquillo por si acaso... Por si había una urgencia... Y la situación era mala, a punto de ser crítica. Se había adelantado el PSG y el Barça estaba fuera, y, lo que es peor, no estaba jugando bien, casi siempre incómodo. Necesitaba a su líder. Entró en el 62. El duelo era un reto para la plantilla, para demostrarse que podían superar una noche así sin Leo, pero le costaba. No superó esa prueba. Sin él sólo compite. Con él es letal. Iba perdiendo hasta que apareció el argentino, que, analizado fríamente, no estaba para jugar, preocupado por su pierna: mirándola, tocándola. Se dosificó en el campo, no podía presionar, pero arrancó justo a tiempo para dejar a tres rivales atrás y armar la jugada que daría la clasificación. Corrió, centró a Villa que, rodeado, no encontró remate... El «Guaje» tenía la cabeza agachada y, no se sabe cómo, vio a Pedro, que estaba al borde del área para soltar un izquierdazo que superó a Sirigu. Pedrito es el hombre de los goles importantes. Este año sólo tenía puntería con la Selección. Ayer la encontró con el Barça, en el momento justo. En el día en el que no podía fallar. A partir de ahí, Messi volvió a «esconderse», a mirar su pierna, a tocarla, a guardarla para las batallas que están por llegar. El Barça sobrevivió con medio Leo, que acabó cojeando y casi sin poder moverse mientras su equipo seguía sufriendo a Ibrahimovic, que ganó todas las pelotas por alto, las bajó y las convirtió en peligro. El Barça resistió a duras penas, como lo está haciendo en la «Champions». Pero ahí está.

Necesitó el conjunto azulgrana a su estrella porque aceptó un intercambio de golpes que no convenía a sus intereses. El partido y el resultado de la ida invitaban a un fútbol más de control, de paciencia, de mucha posesión aunque no fuera en zona de peligro. El PSG era el que tenía urgencias, el que necesitaba el gol, pero el Barça apostó por el vértigo en lugar de por la calma. Precipitado en sus transiciones, regalaba infinidad de balones y permitía que el choque fuera y viniera, a ver quién era capaz de dar primero. Y Messi todavía no estaba. Con él es más fácil marcar, pero en ese momento se comía las uñas en el banquillo. El problema es que durante muchos minutos el encuentro vino más que fue. Tras un comienzo animoso de Iniesta y una falta que rozó el palo de Xavi y que parte de la grada cantó como gol, el equipo de Ancelotti se vino arriba. No se sintió tan desbordado como pudiera creer. Al Barça no le faltó actitud, pero estuvo muy estirado y partido. Perdía el balón y todos corrían a recuperarlo, pero con un par de pases el PSG anulaba la presión y encaraba el área de Valdés con espacios. Busquets tenía mucho campo que cubrir y no llegaba. El encuentro estaba perfecto para hombres rápidos como Lucas o Lavezzi. El argentino falló la primera, detenida por Víctor, otra vez fantástico, pero su compatriota Pastore no estropeó el pase de «Ibra» para culminar una contra.

Frente a ello, el Barça oponía el despliegue de Pedrito y la calidad de Iniesta, que tomó el mando, que intentó ser Messi cuando el argentino no estaba y que creció cuando Leo saltó al campo. Con el «10» al lado, Andrés multiplicó sus ocasiones y pudo sentenciar el partido antes con varias jugadas de ésas que sólo existen en su imaginación. El PSG nunca se rindió y demostró que es un equipo a temer desde ya. El Barcelona se quedó el balón los últimos minutos esperando el final. Está lejos de su mejor versión, pero es competitivo y con la calidad de sus jugadores y con Messi se ha plantado en las semifinales por sexta vez consecutiva. Es uno de sus récords más meritorios, pero para continuar debe recuperar el estilo que le ha hecho único.