Real Madrid
Morata: siempre se vuelve a casa
Morata, entre lágrimas, reconoce que su regreso llega tras una «larga espera»
En su último año en el Real Madrid, hace tres temporadas, Álvaro Morata jugaba ansioso, como si necesitara demostrar en cada minuto que era un futbolista válido.
En su último año en el Real Madrid, hace tres temporadas, Álvaro Morata jugaba ansioso, como si necesitara demostrar en cada minuto que era un futbolista válido. No fue un curso sencillo. Jesé le había adelantado de manera fulgurante y le podía la necesidad. El Bernabéu, además, le tenía muy visto: es lo que sucede con los canteranos en el Madrid. Después de un tiempo de entusiasmo, el público les juzga con dureza y a Morata le estaba llegando ese momento. Pero se fue: «Me fui sin haber jugado partidos importantes, sin la experiencia que tengo ahora. Cuando sales de casa y te vas a buscar la vida, creces. Yo he madurado», dijo ayer en su presentación oficial como jugador del Real Madrid.
El club ha decidido reconocerle su categoría y le hizo una presentación a medida, con su familia, sus amigos y público en las gradas del Bernabéu. «Llegó con 15 años y se ha convertido en uno de los grandes. Regresas a casa con talento, fuerza y compromiso», le dijo Florentino Pérez en su discurso. Durante muchos días de este verano no estuvo claro si se quedaba o era mejor venderlo. «Para el club, era fácil y daba dinero dejarme marchar. Hacen una apuesta fuerte al apostar por mí», continuaba explicándose el delantero blanco.
Se quedó porque la temporada va a ser muy larga y ya durante el curso pasado se vio que las lesiones pueden mermar al grupo. Morata es la solución para cuando falte uno de arriba. Se confía que con él no se note un bajón de calidad: «Al final esto es un equipo. El míster decide y ya sabemos los jugadores y los partidos que hay y que es muy difícil jugar todos los domingos», decía el delantero: «Los tres que juegan arriba son de otro mundo. Esto es un equipo, si pensara sólo en mi, jugaría al tenis o al ajedrez», reconocía.
Va a ser un reto complicado, pero también emocionante para Morata. Ayer ya lo sintió. «Voy a dejarme la vida», iba diciendo en su discurso en el palco, cuando se le quebró la voz y se le humedecieron los ojos. Agachó la cabeza para esconder las lágrimas de un reencuentro.
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