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El héroe que lloró por no ir al Mundial de Brasil

Waston es una referencia en su país y en su equipo. «Es un líder en la cancha y en el vestuario», dice su entrenador en los Vancouver Whitecaps, Carl Robinson

Waston clasificó a Costa Rica para el Mundial con un cabezazo ante Honduras / Efe
Waston clasificó a Costa Rica para el Mundial con un cabezazo ante Honduras / Efelarazon

Waston es una referencia en su país y en su equipo. «Es un líder en la cancha y en el vestuario», dice su entrenador en los Vancouver Whitecaps, Carl Robinson.

Cuando era niño, a Kendall Waston lo sentaban al fondo de la clase para que dejara ver las explicaciones de los profesores a los compañeros. El niño creció hasta el 1,96, y ahora es el jugador de campo más alto del Mundial de Rusia. Por el camino quedan algunas patadas, como la que regaló a Isco en el amistoso contra España disputado en La Rosaleda o la brutal entrada que hizo al colombiano del Portland Timbers Dairon Asprilla, cuando el árbitro ya había pitado el final, en un encuentro de su equipo, el Vancouver Whitecaps. A pesar de eso, Waston es una referencia en su país y en su equipo. «Es un líder en la cancha y en el vestuario», dice su entrenador en los Whitecaps, Carl Robinson.

Fue el héroe que clasificó a Costa Rica para este Mundial con un cabezazo contra Honduras. «No es revancha contra Pinto», decía Waston después de marcar. Jorge Luis Pinto, el seleccionador hondureño, es el hombre que le hizo llorar hace cuatro años cuando era seleccionador costarricense y anunció en el vestuario los descartes para el Mundial de Brasil. «Me acuerdo de que caí en llanto y Yeltsin [Tejeda] estaba a mi lado y me abrazó y me dijo que tranquilo», recordaba en una entrevista con el diario «La Nación» de su país. En aquel momento, Waston sólo pensaba en regresar a su casa para abrazar a su mujer y a su hijo, nacido apenas un mes antes. «Me decían que por algo pasan las cosas», dice. Y quizá por eso, porque las cosas pasan por algo, ese gol contra Honduras llegó el día del quinto aniversario de su matrimonio. Para Waston, lo más importante es su familia. Sus padres se divorciaron cuando él tenía cinco años y poco después su madre marchó a trabajar a Estados Unidos.

Su padre trabajaba en un crucero, así que tampoco lo veía y lo criaron sus abuelos. A pesar de eso, está muy unido a su madre. «Mi mamá ha influido en el sentido de lucha, a pesar de la adversidad siempre siguió adelante porque a ella le han costado mucho las cosas y siempre ha luchado por darme una mejor calidad de vida. Verla batallar para darnos lo mejor a mi hermano y a mí, es un orgullo», comentaba en la revista «Perfil» de su país. Su madre le obligaba a estudiar, estaba pendiente de él. Pero Kendall, a veces se distraía. Como aquella vez que se subió a una silla para coger las llaves del coche de su madre, lo arrancó marcha atrás y lo estampó contra la pared. «Nunca tuve un padre cercano, presente. No lo culpo. Se que intentó hacer lo mejor para mí. Pero las emociones, el amor, el afecto, no estuvieron. Fue duro. Por eso intento ser un padre diferente», confiesa.