Objetivo, campeón de invierno

Es el Campeón del Mundo y con ese escudo en el pecho empezará el Barcelona a pensar en los objetivos para 2016. Hubo un momento, a principio de temporada, en el que el plan era llegar a final de año con todas las posibilidades de luchar por todo, pero no muchos apostaban (y menos después de caer en Vigo, por ejemplo) por que el conjunto que entrena Luis Enrique sería el líder de la clasificación, pese a tener un partido menos. Sin poder hacer fichajes y sin saber cuántas ganas de competir iba a tener el equipo tras los tres títulos con los que se cerró la pasada campaña, era una incógnita lo que podía suceder. Pero el rendimiento ha sido notable y se quiere culminar en los tres encuentros siguientes con el liderato cuando acabe la primera vuelta. Es decir, terminar como campeón de invierno.

El miércoles, el Barcelona recibe al Betis. La idea es aprovechar ese día para celebrar con la afición la victoria en el Mundialito y superar el récord de goles en un año natural. Antes del encuentro, las cinco copas que se ganaron en 2015 se pondrán sobre el césped, para dedicárselas a la afición. El Dépor dio la sorpresa en el último encuentro de Liga en el Camp Nou y nadie en el Barcelona piensa que se pueda repetir una situación igual y empatar un partido que se tenía dominado. Se confía en que las vacaciones y el relax hayan sentado bien a los jugadores, que vuelvan con ganas y no se dejen sorprender por los futbolistas de Pepe Mel.

Nadie olvida que después de las vacaciones de Navidad pasadas a punto estuvo de arder el Barcelona. Jugaron en Anoeta y Neymar y Messi, además de Piqué y Alves, se quedaron en el banquillo, en un gesto de autoridad de Luis Enrique. A punto estuvo de costarle muy caro: se planteó su despido y el presidente Bartomeu le dejó muy claro que en un pulso entre él y Leo Messi, el club iba a apoyar al delantero argentino. En realidad, fue un palo que hizo cambiar todo en el Barcelona. Desde el compromiso de su estrella con el equipo hasta la actitud de Luis Enrique, que comprendió que le tocaba pasar a un segundo plano y reinventarse. No sólo no debía molestar en la relación de los tres delanteros, además tenía que potenciarla y no podía permitirse el lujo de dejarlos en el banquillo otro día. A partir de ahí, todo fue para arriba y el Barcelona comenzó en ese mes de enero un año triunfal que ahora termina.

Tanto ha cambiado el Barcelona en un año que el choque contra el Betis de la semana que viene se plantea como un choque plácido, con más celebraciones que motivos para la preocupación. Tiene que ser el primer paso para cerrar la primera vuelta. Después del Betis, llega el Espanyol, el derbi, el primer partido de 2016. Un derbi que se repetirá en la Copa del Rey entre semana. Se van a cansar de jugar entre ellos los dos equipos catalanes.

La primera vuelta la cierra el Barcelona el sábado 9 de enero contra el Granada. Si gana todos los partidos y continúa con la diferencia de goles con el Atlético será el campeón de invierno, una buena señal.

Aunque hay un espejo en el que se mira Luis Enrique para motivar a sus futbolistas. El año pasado, el Madrid había ganado el Mundialito de clubes y terminó la primera vuelta líder, con cuatro puntos por encima del Barcelona. Luego sucedió lo que sucedió. En el Camp Nou no esperan que ocurra algo parecido en este invierno. Confían en que con los refuerzos y con la mentalidad que transmita el entrenador será suficiente para apretar a la plantilla si le da por la relajación.

El Atlético acecha y el Madrid necesita recuperar terreno para recuperarse anímicamente. Tienen hambre, pero el Barcelona está listo para aguantar.

Además, después del encuentro contra el Granada, el lunes 11 de enero se celebra la gala del Balón de Oro, en la que Messi parte con muchas opciones de ganarlo y Neymar va a pelear con Cristiano Ronaldo por el segundo lugar.

E