Barcelona
Rosell aviva la polémica
El mercado de La Boquería, situado en plenas Ramblas de Barcelona, es un lugar ideal para palpar lo que está pasando en la ciudad. Ayer, todas las conversaciones las copaba la polémica medida de la directiva de Sandro Rosell de prohibir el acceso a niños menores de 7 años sin entrada al Camp Nou, una tradición que data desde la construcción del estadio. «Están locos», decían unos clientes en plena selección de fruta. «Les va a pasar factura seguro», intercedían desde una parada de pescado. Todas las opiniones iban en la misma línea. La decisión de la junta del Barça no ha gustado nada a sus aficionados.
Una medida de este calibre en un club con tanta tradición familiar como el Barça exigía más explicaciones de las dadas el martes por Toni Freixa, portavoz del club, que se mostró poco abierto a entrar en las formas en las que se ha adoptado la decisión y se limitó a justificarla por «temas de seguridad». Sandro Rosell apareció ayer en Catalunya Ràdio y con sus palabras, más que serenar la situación, avivó un poco más el fuego. «Prefiero un titular que diga que Rosell no deja entrar a los niños a otro que diga que Rosell ha matado a un niño, así de claro», sentenció. «Soy el primero que está en contra de esta decisión, pero la tenía que tomar por un sentido de la responsabilidad», añadió.
En La Boquería, las declaraciones del presidente encendieron aún más al personal. «Son palabras que están fuera de lo normal, son pura demagogia y exageración», opina Agustín Pujol desde el hilo telefónico. Es socio del Barça desde hace 57 años, cuando su abuelo le inscribió en el club, y comenzó a ir al Camp Nou desde muy pequeño sin entrada, como otros tantos miles de aficionados. «Es una locura romper una tradición que se había mantenido tantos años en el Barça. En este club hay muchos abuelos que hacen socios a sus nietos, como hice yo con mi nieta, para poder llevarla luego al campo», expone.
Desde el departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya, órgano competente en materia de seguridad en el Camp Nou, nunca se ha instado al Barça a tomar esta medida, aunque se valora positivamente sin llegar a la hipérbole de Rosell. «Puede ser buena, pero ni mucho menos se ha planteado el riesgo de que pueda morir un niño», comentó la directora de Seguridad, Maite Casado, en los pasillos de la Plaça Sant Jaume.
De momento, el club estudia alternativas para permitir la entrada de niños en el futuro. «Entiendo la medida para un Clásico, pero han de arreglarlo para el resto de partidos», confía Pujol. En La Boquería no perderán de vista lo que suceda. Eso seguro.
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