España ganó el Mundial de Suráfrica en 2010 siendo el campeón que menos goles había marcado de la historia. Pero la falta de acierto no preocupaba tanto en aquel momento porque España ganaba y porque La Roja siempre mantenía el dominio de los partidos. Y si no marcaba más tantos era porque la única respuesta que encontraban los rivales era encerrarse en el borde de su área con la esperanza de que los españoles no encontraran una grieta en su defensa. Ahora, España ha perdido el dominio de los partidos y ha perdido a Villa y Torres, los delanteros de los grandes momentos de la Selección. Negredo, Soldado y Llorente parecían preparados para el relevo, pero el mejor momento de los tres también parece haber pasado. Ninguno de ellos ha sido convocado a pesar de que el de «9» es el puesto que más ha variado desde el Mundial. Del Bosque sigue confiando en Diego Costa y el hispanobrasileño demuestra su compromiso con La Roja cada vez que puede. «No se olviden de mí», le dijo a Toni Grande, el segundo de Del Bosque, cuando se perdió la convocatoria contra Alemania y Bielorrusia. Pero las lesiones no le han dado continuidad. Tampoco ha tenido suerte con el gol. Ha marcado uno en siete partidos. Alcácer parecía la solución, pero ha perdido continuidad en el Valencia.

España ha marcado 14 goles y ha encajado siete desde el Mundial de Brasil, unas cifras muy lejanas a las que acostumbraba a lucir en años anteriores. Y Vicente del Bosque continúa a la búsqueda del «9». Morata tiene ventaja. «Es el futuro», dice el seleccionador nacional. El problema es que el presente no es tan brillante. Y de los 14 jugadores que han debutado esta temporada, nueve son delanteros o mediapuntas.