Las relaciones entre los dos porteros de un equipo no suelen ser especialmente amigables y ha habido muchas ocasiones en las que dos guardametas que defendían la misma portería no se podían ni ver. A menos que uno de los dos sepa que es el suplente, la competencia es máxima entre ambos por un puesto en el que apenas hay rotaciones. Y eso no permite relaciones de amistad. Casillas no era amigo de Diego López ni tampoco lo es de Keylor Navas, pero siempre ha habido un respeto máximo y profesional por lo que hace cada uno. Con De Gea ha coincidido en la Selección, aunque, por ahora, Iker es el titular y De Gea es el suplente con mucho futuro por delante. Aun así, el portero del Madrid ya sabía que era su máxima competencia en la Selección: «Queremos hacer una transición dulce en la portería», decía Del Bosque después del Mundial. Ambos porteros coincidieron mucho tiempo en Brasil, pero De Gea se lesionó antes de empezar y luego, con la pronta eliminación de la Selección, no dio tiempo para nada más. La convivencia entre ellos es la habitual entre dos guardametas que se vigilan con el rabillo del ojo. No son amigos, se respetan, pero ambos saben que si juega uno significa que el otro no lo va a hacer. Hay más frialdad que amistad.

Además, ambos saben que el pase al Madrid de De Gea puede acelerar esa transición de la que hablaba Del Bosque. El club ha ofrecido a Casillas quedarse, pero no que sea titular. Si lo es De Gea, pocas oportunidades va a tener Iker de quitarle el puesto, también en la Selección.

Hasta ahora, en sus declaraciones públicas, el portero del Manchester siempre ha sido muy respetuoso con Casillas y todo lo que significa: «Es un ídolo para todos», decía y reconocía que aún le quedaba un paso para sustituir a Iker: «De momento, no hay relevo en la portería. No se sabe qué pasará en el futuro, hay que vivir el momento». Eso decía en marzo. Los momentos van cambiando... y muy rápidamente.