Champions League
Heynckes volvió, observó y venció
Jubilado, el entrenador alemán se dedicaba a pasear a su perro, a estar con su mujer y a escuchar a Laura Pausini, pero regresó a entrenar al Bayern para hacerle un favor al equipo bávaro
Jubilado, el entrenador alemán se dedicaba a pasear a su perro, a estar con su mujer y a escuchar a Laura Pausini, pero regresó a entrenar al Bayern para hacerle un favor al equipo bávaro.
«Si estuviéramos en un desierto, te daría mi cantimplora», le dijo Ángel Vilda a Heynckes un día de aquellos que compartieron en el Madrid, en el Athletic y en el Benfica. Vilda era el preparador físico y el entrenador alemán era su jefe, pero también era su amigo. «El primer día me dijo: ''Tengo que entrenar a los jugadores, a los directivos y al entorno. Y necesito vuestra ayuda''». A Mourinho, cuando éste, que aún no era nadie, llegó al Benfica para sustituirle, le fue a visitar al despacho (o sea, a su antiguo despacho), le pidió permiso para entrar y le explicó las características de cada jugador del Benfica. Mourinho cada vez que le ve le da un abrazo.
«Como persona es mucho mejor, mucho más grande que su palmarés», dice Quique Reyes, su representante y amigo desde hace 21 años. Futbolista de éxito, su recorrido como entrenador es extraordinario. Desde el Borussia Mönchengladbach en 1979 hasta el Bayern de ahora, pasando por el Athletic, el Tenerife, el Madrid de la Séptima y así hasta el último triplete del conjunto alemán, en 2013. Después de eso se jubiló.
Quería estar tranquilo en casa con su mujer, pasear a su perro Kando o escuchar los nuevos discos de Laura Pausini. «Vaya follón tengo», sin embargo le dijo este otoño a Quique Reyes. Uli Hoeness le pedía ayuda para rescatar a un Bayern sin brújula. Heynckes había tenido ofertas del PSG y de otros equipos nada más anunciar su retirada, pero a todo había contestado que no. «Llevo cuatro años sin hacer esto, a Uli le he dicho que en dos días les contesto», le dijo a Quique Reyes esos días del año pasado. «Y al día siguiente me llama y me dice que vuelve». Al Bayern era incapaz de no hacerle un favor, pese a tener que vivir en un hotel, a sus 72 años y lejos de su mujer.
Y el conjunto alemán ha vuelto a ser un rodillo: campeón de Liga, está en la final de la Copa y a la espera del Madrid. «Su mejor virtud es que es un observador», cuenta Vilda, «primero deja un tiempo para que el futbolista se exprese y luego aprovecha sus características de la mejor manera».
Al Bayern le ha devuelto el orgullo, como al Madrid le devolvió la Copa de Europa. Con un vestuario disperso, que disputó una Liga irregular, fue avanzando hasta la final contra la Juve. Ángel Vilda aún recuerda cómo manejó Heynckes esos días: «La semana anterior a la final de Amsterdam fue muy intensa. Jugamos contra el Betis y en vez de dar descanso a los jugadores, los hizo jugar para que cogieran ritmo, pese a lo que llovía. Después decidió que Karembeu marcara a Zidane y lo secó. Y poco antes de la final puso un vídeo de los jugadores de lo mejor que habían hecho cada uno esa temporada, para demostrarles lo buenos que eran».
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