Atlético de Madrid

Sevilla

Iker, tres veces más seguro

Casillasrecibe un gol cada 236 minutos, mientras que Diego López lo hace cada 90

Iker, tres veces más seguro
Iker, tres veces más segurolarazon

En el fútbol, la victoria entierra los problemas, mientras que las derrotas ponen gasolina a todos los debates. El de la portería del Real Madrid ha vuelto a su máxima intensidad después de los dos tropiezos consecutivos en Liga, que han apartado del liderato a un equipo que de repente es tercero y depende de sus rivales para ser campeón. Las 31 victorias consecutivas habían acabado con el ruido con el que Iker y Diego comenzaron el curso y habían validado la fórmula mixta que inventó Ancelotti y que parecía estar dando resultado. «Yo sólo me limito a hacer mi trabajo y a respetar las decisiones del entrenador, que es el que manda. No leo ni escucho nada de lo que se dice fuera», insistía López cuando era preguntado por si se sentía presionado con un mito como suplente. «Vamos a dejar de hablar de lo mío, que ya me aburre hasta a mí», pedía también Casillas, harto de las dudas sobre si seguiría en el club de su vida la próxima temporada. Ambos querían aislarse y la buena racha de triunfos y de imbatibilidad ayudaba a mantener el equilibrio.

Pero las caídas en el clásico y en Sevilla han devuelto algunas dudas y la mayoría aparecen en la portería. La teoría que sostiene una gran parte de la afición, que se ha manifestado claramente en las encuestas, tiene que ver con que, si tienes que elegir entre un muy buen jugador y el mejor del mundo en su puesto, lo lógico es decantarse por la segunda opción. Esto parecía lo fácil cuando Ancelotti se puso al mando, pero junto a Villiam Vecchi, su preparador de porteros, decidió que Diego López debía seguir entre los palos en la Liga. «Voy a mantener esta situación. Sólo si alguno de los dos cometiera varios errores muy graves me lo replantearía», explicaba el técnico en la previa del último encuentro de la primera vuelta, cuando un virus estomacal amenazó con dejar a Diego López fuera de juego. Las victorias pusieron calma al asunto hasta que el segundo tanto de Carlos Bacca acabó con ella. Para muchos, el disparo del colombiano no era imparable, algo que puede ser cierto, pero no sirve para explicar la caída del Madrid en el Sánchez Pizjuán, que tuvo muchos más protagonistas.

La historia está con los que quieren la vuelta de Iker a todas las competiciones. Más que el capitán, es el mito en activo más grande del madridismo y en la memoria colectiva blanca su imagen se asocia a momentos heroicos y buenos recuerdos. Los números de esta temporada están igualmente del lado de Casillas, que no ha recibido ni un tanto en los ocho partidos que ha disputado en la Copa del Rey y sólo seis en otros tantos partidos de «Champions». Además, acaba de superar el récord de imbatibilidad del club, que estaba en manos de Paco Buyo y que Iker estableció en 952 minutos consecutivos: los que pasaron entre el tanto de Umut Bulut con el Galatasaray en el Bernabéu y el de Klaas Jan Huntelaar en el Schalke Arena en la ida de los octavos de la Liga de Campeones. Precisamente ese día y en aquel escenario Casillas dejó otra de sus paradas imposibles con las que se ha ganado el sobrenombre de «santo». El partido estaba 0-1 y Draxler remató desde el área pequeña. Todos cantaban gol hasta que Iker apareció para que el duelo no cambiara de rumbo, y la noche acabó en una goleada que dejaba al Madrid prácticamente en la siguiente ronda.

Esta facilidad del capitán para ser protagonista positivo y estar siempre en el medio de la foto que queda para la historia es por la que muchos le reclaman en la portería blanca a tiempo completo. Iker recibe esta temporada un gol cada 236 minutos, o lo que es lo mismo, casi cada tres choques, mientras que Diego, con más del doble de minutos disputados, recoge el balón de las redes una vez por encuentro (ver gráfico de la izquierda). Fríos números que se suman a la sensación general de que el equipo se siente más seguro con el «1» a su espalda, algo que no sucedía a principio de temporada, pero que ha ido cambiando. A comienzos de curso, el madrileño prefería despejar antes que quedarse con el balón y parecía falto de ritmo y de confianza en algunas acciones. Había pasado tiempo parado y hasta se planteó un futuro lejos del club. Diego, mientras tanto, dejó buenas actuaciones y se ganó el lugar que tenía, pero ahora muchos le ven menos en forma que su compañero para los ocho partidos de Liga que faltan y en los que no hay margen de error.