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Queridos enemigos...

España vuelve a encontrarse en la encrucijada ante Francia. Hoy habrá otro capítulo de una serie que incluye nueve duelos directos en los últimos ocho grandes torneos. Con Scariolo en el banquillo, España nunca perdió un partido decisivo ante los galos

Queridos enemigos...
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«Si no fuera por España, habría ganado muchas más medallas», lamentó Toni Parker después de uno de los duelos directos entre dos generaciones únicas, los chicos de Pau y los chicos de Parker. En los cuartos de Río, como sucedió en Londres, España y Francia se juegan entrar en la pelea por las medallas. En el horizonte, previsiblemente, el desafío es una semifinal con Estados Unidos, pero la dimensión del duelo directo impide mirar más allá. Los España-Francia son una historia interminable, la gran rivalidad del siglo XXI en el baloncesto FIBA. Nueve partidos en los últimos ocho torneos con un balance de 4-2 para España en duelos a vida o muerte. La historia sonríe a Sergio Scariolo. Con el actual seleccionador, España no ha perdido un partido decisivo con los franceses, aunque el recuerdo de ese dato no le haga demasiada gracia al técnico de Brescia.

«Con Francia nos hemos encontrado muchas veces. Es un grandísimo rival individualmente y puede considerarse el rival más fuerte después de Estados Unidos. Luego hay otras cosas que influyen y siempre hemos encontrado un resquicio para poder competir», asegura Scariolo ante el partido de hoy. Los halagos son mutuos. «Son la Yugoslavia de los noventa», dice Vicent Collet, el técnico galo. Y eso es mucho decir.

Detrás de la diplomacia hay episodios que revelan la dimensión del enfrentamiento. Para las actuales generaciones todo empezó en el Eurobasket de 2005 en Belgrado. Francia humilló a España en la lucha por el bronce. Después de aquella derrota, la Roja se convirtió en la bestia negra gala y llegaron las fricciones. Una dura falta de Rudy a Parker en la final del Eurobasket de 2011; un puñetazo de Batum a Navarro en el estómago un año después; las insinuaciones de que Pau jugó dopado la semifinal del año pasado... Demasiadas cuentas pendientes ante unos cuartos de final olímpicos.

El salvaje partido de Gasol hace 11 meses (ver cifras) es el último referente. En Río los protagonistas son prácticamente los mismos que en Lille. España está sin Marc ni Ibaka, pero ha regresado Navarro y en Francia vuelven a estar todos. Parker, De Colo, Batum, Diaw, Gobert... «Son todos muy fuertes, atléticamente superdotados, con muchísimo talento anotador, con una envergadura, dimensión y talento importante. Es decir, un auténtico equipazo que acaba casi de ganar a Estados Unidos, de estar muy cerca. Así que será un partido complicadísimo, como siempre han sido los partidos que hemos jugado contra ellos», afirma el seleccionador. Scariolo apunta una diferencia: «La gran diferencia en relación al año pasado es Thomas Heurtel. Han añadido un grandísimo jugador que conozco a nivel personal, admiro y me parece en este momento uno de los mejores bases de Europa con diferencia. Desde luego, de los que no juegan en la NBA si no es el número 1 es el 2 o el 3. Cuando estaba Parker no tenía un rol tan decisivo, pero ahora le tienen a él, a Parker y a Diot». «Son muy buenos», resume expresivamente Scariolo.

Francia llega al cruce con un día más de descanso que España después de una primera fase que también cerró con tres victorias y dos derrotas. Australia (87-66) y Estados Unidos (100-97) la mandaron a la tercera plaza. Los partidos ante Venezuela y China los resolvió sin problemas y el de Serbia se encargó de decidirlo Parker con una canasta en el último minuto.

España se ha rearmado a medida que avanza el torneo. Los partidos ante Croacia (70-72) y Brasil (66-65) volvieron a situar al equipo en una situación límite mucho antes de lo previsto. Hubo apelaciones a la concentración, a una preparación accidentada... El caso es que el equipo se encontró en el abismo tras dos derrotas muy ajustadas y en las que tuvo la última posesión para cambiar el rumbo del partido. «De verdad que no lo hacemos a propósito», asegura Calderón. La transformación después del partido ante Nigeria (96-87) ha situado al equipo en la senda correcta. Es como si los dos primeros días hubiera sido una parte más de la preparación. Claver intenta ofrecer una explicación: «Es un proceso y lo sabíamos cuando hicimos la preparación que había cosas que mejorar. Los otros equipos también juegan, la competición te pone en tu sitio y te vas adaptando y este equipo eso lo hace muy bien». Francia lo sabe mejor que nadie. Los «bleus» han sufrido como nadie a una generación que busca seguir prolongando su leyenda.