Brasil
¿Una medalla debajo del brazo?
Maialen Chourraut, que compite hoy en aguas bravas, y Teresa Portela cuentan la aventura de ser madres y deportistas de élite
Maialen Chourraut, que compite hoy en aguas bravas, y Teresa Portela cuentan la aventura de ser madres y deportistas de élite
«Ahora no pienso las 24 horas en piragüismo», admite Maialen Chourraut. Cuando termina el entrenamiento, corre a abrazar a la pequeña Ane, su hija, que la acompaña allá donde va. También a Río de Janeiro. Ese achuchón es uno de los mejores momentos del día. La piragua, Maialen, su marido y entrenador Xabier Etxaniz, Ane y Raquel forman un grupo inseparable. Raquel es la cuidadora de Ane. «Sin ella sería imposible. Está con la niña casi desde que nació, desde los dos o tres meses», explica Maialen, que hoy comienza su participación en busca de un puesto en semifinales de aguas bravas y con el sueño del oro. En Londres, hace cuatro años, logró el bronce, la primera española que consigue una medalla olímpica en este deporte. «Fue un momento especial ver que Maialen había conseguido esa medalla. Me gustaría vivirlo a mí y me fijo porque me siento reflejada en su historia: es madre, estamos en el mismo deporte...», cuenta Teresa Portela, también madre, de Naira, y también deportista de élite. Ella compite en aguas tranquilas y todavía le quedan unos días para estrenarse. Estos van a ser sus quintos Juegos. En todos los anteriores ha conseguido un diploma olímpico. La preparación para Río ha sido algo distinta para ambas respecto a otros Juegos. «Es complicado, ser deportista de élite es el día entero, no el entreno y ya está. No es un trabajo de ocho a tres y se acabó. Después hay lo que se llama entrenamiento invisible, muchas más variables que controlar. Mi hija necesita atención las 24 horas, ella no entiende que me tengo que ir a trabajar y demanda, es normal y como tiene que ser. Ha sido un ciclo olímpico complicado, pero entre todos lo hemos sacado adelante», relata Teresa. «Es lo mismo, pero diferente, tenemos que planear la logística», afirma Maialen. «Faltan horas al día», reconoce Portela.
«Es buena chica», dice Chourraut de Ane. «Como tiene dos años no para y hay que estar todo el día corriendo», asegura Teresa de Naira, una pequeña que lleva bien la vida de sus padres: un día duermen en casa, otro en un hotel, otro compiten en Alemania.... Su marido, David, también piragüista y diploma olímpico en Sidney 2000, siempre está ahí. Las dos deportistas apuraron sus entrenamientos casi hasta el momento de dar a luz. «La postura es cómoda en la piragua y no tenía que hacer fuerza», relata Maialen. Teresa también aguantó bastante. «Hasta que faltaba un mes y poco, porque ya me era complicado y me sentía torpe. No estaba muy cómoda, pero sí hice todo lo posible para intentar perder la menor fuerza posible y también el tacto, para no estar tanto tiempo sin montar en piragua», es la experiencia de Portela. Las dos tenían claro que ser madre sólo era una pequeña parada, que querían continuar en su deporte, aunque costara. «Al principio fueron todo dudas. No sabía si iba a ser competitiva», concede Teresa. Pero en el Mundial de Milán de 2015 logró el bronce y la clasificación para Río, 17 meses después del nacimiento de Naira. «Y lo hice con mi marido y mi hija allí a pie de pista. Ese Mundial es mi campeonato más especial», desvela Portela. Ane también va a ver a Maialen a los entrenamientos y a las competiciones, pero Raquel siempre está con ella. «Hay que tener cuidado, son aguas bravas...», dice la piragüista vasca, que tampoco tardó mucho en volver a ser competitiva, que se proclamó campeona de Europa en 2015 y ha subido al podio en varias pruebas de la Copa del Mundo.
Naira todavía no ha montado en piragua aunque, según su madre, «le gusta y le llama mucho la atención». «Para mí era y es necesario tener cerca a mi hija, vivir con ella en los entrenamientos y durante la competición. Me siento tranquila teniéndola conmigo. Cuando toca competir necesito estar tranquila y concentrada, pero sé que está David con ella. En las competiciones hay momentos en los que tengo que estar pendiente de mi regata y de mi piragua, pero sé que ella está completamente bien y para mí eso es necesario», asegura Teresa.
Portela sueña con la medalla. Maialen, con mejorar el valor de la que ya tiene. En este caso, el abrazo posterior de sus hijas sería el doble de bueno.
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