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Klopp, ¿nacido para entrenar al Real Madrid?

Klopp, el entrenador del Liverpool
Klopp, el entrenador del Liverpoollarazon

No es una forma de entrenar, es una forma de vivir. Klopp, poco a poco, ha ido conquistando la élite del mundo del fútbol con un carácter extrovertido, jovial y unos equipos apasionados, que han hecho de la fe su seña de identidad. "Hay que ser héroes", había dicho en las vísperas, con ese 3-0 en contra y sus mejores hombres lesionados. Y lo fueron.

El carácter del Liverpool es el mismo que tenía el Borussia Dortmund: equipos en tensión, siempre al máximo, equipos que no admiten que haya nada imposible, líquidos, que se transforman según las circunstancias. Temibles con espacios, indomables si tienen la posesión. Frente al academicismo de otros clubes, a Klopp le va cierto caos en el orden, rock and roll, dice él, que sucedan cosas, porque si suceden, tiene más posibilidades de ganar.

Es el entrenador que ha dado a los madridistas una de las pocas alegrías de la temporada, pero también un técnico que casa mucho con el estilo que gusta a gran parte de la grada del Bernabéu: un equipo con fútbol, sí, pero también con fiebre, y en el que apenas haya tiempos muertos. Klopp siempre suena como un entrenador para el banquillo blanco cuando hace falta. Aunque ahora la presencia de Zidane hace imposible pensar en Klopp. El francés es el ídolo absoluto de la afición. Y Klopp, el segundo.

Fue un jugador que no pasó de la segunda división alemana con el Mainz. Como Luis Aragonés, entre otros, cuando terminó su carrera en el conjunto alemán como futbolista comenzó la de entrenador. Subió al Mainz a la Bundesliga, pero descendió años después, y cuando no pudo volver a ascender, se fue.

Lo que le disparó a la elite fue su papel en el Borussia, cómo lo convirtió en un equipo fiero, que discutía con el todopoderoso Bayern de Guardiola y que en el camino a la Décima del Madrid le amargó como pocos. El Real Madrid ganó 3-0 en la ida y en la vuelta, en Dortmundo, Illarra vivió su peor pesadilla como futbolista. Eran aviones contra los jugadores de entonces, Ancelotti y Zidane. Dos tantos hizo el Borussia y el equipo blanco se salvó en el alambre. Fue el día que Casemiro se coronó como futbolista de contención.

Fue una pesadilla, que sin embargo dejó algo en la memoria de los aficionados del Real Madrid. Ese entrenador de carácter y jovial a la vez, ese hombre que ve el fútbol como algo lúdico, pero también de esfuerzo común, tenía algo especial.