Baloncesto

Baloncesto

Kobe Bryant: «Los dioses del baloncesto no me deben nada»

Kobe Bryant, en uno de sus últimos partidos de este año
Kobe Bryant, en uno de sus últimos partidos de este añolarazon

Bryant encara el final de su carrera tras jugar su último partido en Navidad. El miércoles se despedirá del Boston Garden.

Desde que a finales de noviembre anunció con una emotiva carta su retirada a final de temporada, Kobe Bryant se encuentra inmerso en una especie de gira de despedida que le va a llevar a hacer y sentir cosas por última vez después de 20 años dedicados al baloncesto. El viernes jugó su último partido en el día de Navidad, fijando en 16 apariciones un récord que tardará tiempo en ser superado. Como es habitual en estos tiempos, los Clippers ganaron con comodidad a los Lakers (84-94), pero lo importante no era el derbi angelino y sí la última imagen de Kobe sobre el parqué tras la cena de Nochebuena. «No podía haber imaginado un final más bonito», admite respecto a este proceso en el que, vaya donde vaya, «muestro mi respeto a los fans y les doy las gracias y ellos me corresponden», cuenta el escolta vía telefónica desde Los Ángeles con más satisfacción que melancolía. «Sólo voy a dejar atrás la rutina de entrenar, saltar a la pista, defender, atacar, rebotear... Todo lo demás me lo llevaré conmigo», añade.

La próxima semana llegará otro momento cumbre en el epílogo que va a protagonizar hasta que el 13 de abril finalice la temporada regular y su vida deportiva. El miércoles aterrizará por última vez como jugador profesional de los Lakers en el aeropuerto de Boston y jugará por última vez en el Garden. Los aficionados verdes le han odiado a muerte, pero tienen decidido que antes y después del partido se levantarán para aplaudir a la «mamba negra». «Estoy deseando jugar allí. Ha sido uno de mis lugares preferidos para competir. Es una afición muy entendida, una ciudad con mucha historia y jugar allí dos finales es un sueño que tenía de niño y pude cumplir. Va a ser un momento precioso», explica Bryant, que incluye los Celtics campeones de 2008 como uno de los equipos más duros a los que se ha enfrentado junto a los Spurs, los Bulls, los Kings y los Pistons.

No le preocupa tanto a Kobe qué lugar le corresponde entre los grandes de la canasta como dejar huella en las generaciones posteriores. Muchos creen que está en lo más alto por detrás de Jordan, junto a Bird y Magic, pero él se queda con un legado construido a base de sudor y canastas que inspiren a los jóvenes. Tampoco se ha parado a pensar en la posibilidad de un tercer oro olímpico en Río, algo que no descarta como una bonita forma de dejar la élite. «No es algo que me presione en estos momentos, aunque formar parte de unos Juegos Olímpicos es una experiencia maravillosa, lo mismo que decir adiós en un torneo internacional. Veremos cómo se desarrollan las cosas».

Entre la agenda de cosas pendientes por hacer una última vez aparece en la segunda semana de febrero el Fin de Semana de las Estrellas de Toronto. «Se me pone un nudo en la garganta al pensar en el ‘‘All Star’’», confesaba antes de saber que ha sido el más votado para ser titular tras el primer recuento. También desde las estrellas podrá despedirse a lo grande después de unos cursos en los que los problemas físicos no le han permitido disfrutar. «He tratado de mirar las lesiones desde una perspectiva positiva para tratar de aprender y convertirlas en oportunidades. Así que no creo que los dioses del baloncesto me deban nada. Me han tratado bien y me han dado una oportunidad fantástica», repite antes de despedirse animando a los periodistas «a seguir extendiendo el amor por este deporte». Palabra de Kobe.