Las cinco claves de la derrota del Real Madrid en Valencia (2-1)

El regreso de Zidane no ha conseguido que el Real Madrid enderece una temporada ya definitivamente torcida. En Valencia ser vieron los males que han acompañado al equipo toda la temporada:

1) Posesión sin oportunidades. El Valencia le dio el balón al Real Madrid durante todo el partido y el equipo de Zidane, excepto en algunos momentos de la segunda mitad nunca supo qué hacer con la pelota. Sin profundidad por los laterales y sin ningún jugador que cortase por el medio. Fue un control sin sentido de la pelota.

2) Sin gol. Hasta el último minuto del partido no marcó el Real Madrid. Fue Benzema, quizá el mejor futbolista de esta temporada, quien remató de cabeza. Pero hasta entonces, el equipo tuvo un problema grave para llegar a gol. El plan de Zidane pasa por abrir el campo por las bandas, llegar al fondo y centrar atrás, pero los laterales e interiores apenas llegaban al pico del área y desde ahí ponían el balón, casi al azar. Imposible rematar eso.

3) Nada por lo que pelear. No es fácil mantener la tensión. Los jugadores del Madrid quieren mantener la concentración y se les nota durante los primeros minutos, pero casi de manera inconscientes, cuando las cosas se complican, se nota que los rivales se juegan más.

4) Jugadores en baja forma. Quizá sea el gran problema del equipo esta temporada: que jugadores principales y decisivos no han estado nunca a su nivel. Marcelo lleva tres partidos con Zidane y no consigue dar su mejor cara; Kroos tuvo que ser sustituido; Bale salió después y no aportó nada. Asensio no termina de volver. Son demasiados futbolistas y demasiado importantes como para que el equipo no lo note.

5) El Valencia. Marcelino ha conseguido que su equipo llegue a este final de temporada en su mejor momento de forma, dispuesto a pelear por todo y el Valencia es un avión: sabe cómo defender, es muy rocoso atrás y sale a toda velocidad al ataque. Es uno de los peores rivales en este punto del curso y con el campo a favor y motivado, la derrota entraba dentro de lo probable.