Atletismo
Marchando otra de oro
Lucas Haurie
El alicaído atletismo español tiene, paradójicamente, la primera superestrella masculina desde Fermín Cacho. Miguel Ángel López, murciano de 27 años, confirmó ayer ganando el Campeonato del Mundo lo que todo buen aficionado al atletismo sabía desde hace un par de años: nadie es capaz de toserle en la caminata corta, aunque otros tengan mejores registros. López realizó una demostración de fuerza, técnica y control mental que sólo alcanzan a conseguir los privilegiados. Su dominio de una prueba de la dureza de la marcha nos retrotrae a los tiempos de Pawel Korzeniowski, probablemente el último atleta que pudo competir en carisma con las estrellas del interior del estadio.
El español se situó desde el inicio de la prueba entre los cinco primeros, siempre detrás de la primera línea copada por los chinos, sus grandes rivales. Desde allí se resguardaba de la vigilancia siempre inquietante de los impredecibles jueces –hasta en eso es prudente el español, que marcha siempre con una técnica perfecta– y controlaba la carrera en la distancia. Ni se inmutó cuando en el kilómetro 3 el campeón olímpico, Chen Ding, se distanció unos metros antes de reintegrarse en el grupo, y mucho menos cuando Hagen Pohle, un jovenzuelo alemán de 23 años campeón juvenil y junior, se escapó desde el kilómetro 5 al 12. A esas alturas de la carrera, otros de sus máximos rivales, el plusmarquista mundial, el japonés Suzuki, ya había abandonado con síntomas de desfallecimiento.
Cazado el alemán, el grupo se redujo a siete atletas: los tres chinos, el español, y la habitual presencia suramericana con el ecuatoriano Chocho y el colombiano Arévalo. El bronce en los Juegos de Londres 2012, el chino Wang, realizó el primer ataque serio en el kilómetro 13, pero López respondió con sangre fría. Se quedó atrás, comandando la persecución y aumentando el ritmo paulatinamente, controlando la distancia sin perder la calma. Poco a poco fue dejando a sus rivales, uno tras otro, hasta que cerca del kilómetro 17 cazó al chino, que ya se encontraba a un solo aviso de la descalificación con la consiguiente merma en el ritmo. Cuando el español se puso altura, el ataque final en busca del oro ya sólo era cuestión de tiempo. Con la seguridad que da estar limpio de advertencias y, sobre todo, con una reserva que su rival ya no tenía, eligió el kilómetro 18 para dejar al chino sin capacidad de reacción y coronarse como el mejor marchador del mundo.
La victoria de Miguel Ángel López confirma una progresión que en las últimas competiciones no ha sufrido parón alguno. Después de quedar en el quinto puesto en los Juegos de Londres, subió al podio por primera vez al colgarse el bronce en los Mundiales de 2013 en Moscú. Ya el año pasado se proclamó campeón de Europa ganando en el esprint, lo que demuestra que es capaz de vencer de muchas formas. Su trayectoria impecable desde desde el ciclo olímpico y, sobre todo, su dominio de todos los recursos y su merecida fama de gran competidor lo convierten en el gran favorito para Río, donde tendrá que medirse no solo a los chinos y suramericanos, sino también a los rusos, ausentes en Pekín sospechosos de dopaje.
Miguel Ángel López es el primer español que se proclama campeón del mundo desde que Abel Antón triunfara en el maratón de Sevilla, hace de eso ya 16 años. Por el camino, Marta Dominguez obtuvo en 2009 el oro en los 3.000 obstáculos de Berlín, aunque su corona sigue en entredicho por su presunta implicación en casos de dopaje. Esta victoria da oxígeno a un atletismo español que, al margen de esta puntual gesta, ha empezado la competición acumulando eliminaciones en primeras rondas, nada que por otra parte no estuviera en los cálculos.
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