Barcelona
Messi, la pesadilla del Atlético
El delantero argentino se ha convertido con sus goles en el verdugo del equipo de Simeone.
Messi ha vuelto a un deporte del que nunca se había ido, pero extrañas circunstancias, nunca aclaradas, le convirtieron en el último año en un jugador casi vulgar. Entre los cambios que se produjeron en el Barcelona (muerte de Tito Vilanova, llegada del Tata Martino...) y la obsesión del Mundial de Brasil, el rendimiento de Leo, pese a sus goles, no era el habitual en el mejor jugador del mundo. Tanto que Cristiano Ronaldo le sobrepasó por la izquierda con dos Balones de Oro.
La temporada pasada vista desde fuera, sin conocer todos los entresijos que se cuecen en un vestuario como el azulgrana, daba la impresión de que Messi estaba aburrido. Saturado de fútbol se convertía en un funcionario más, que marcaba goles en el Camp Nou y que fuera de casa ni cumplía el expediente. Y eso lo notó el equipo. Martino era su entrenador, su amigo y estaba a su completa disposición. No hubo forma y el Barcelona se quedó en blanco tras perder la Liga y la «Champions» con el Atlético y la Copa del Rey con el Real Madrid.
Vaya fiasco para el club y para Messi, al que la elección de mejor jugador del Mundial, en una decisión que nadie ha entendido todavía, le dejó frío. El nuevo curso, con Luis Enrique al frente del equipo, tenía que ser distinto. El entrenador, de puertas para afuera, no se cansó de alabar sus condiciones. «Es el mejor de la historia», dijo recientemente el técnico asturiano. Sonaba a tregua porque Messi y Luis Enrique están muy distanciados. Han tenido sus broncas, sus peleas por cuestiones tácticas y por la forma de llevar el vestuario. El momento culminante del desencuentro llegó después de que la suplencia del argentino en Anoeta al regreso de las vacaciones de Navidad.
Ahora, el panorama ha cambiado. Messi ha recobrado la forma física, las ganas de jugar y el gol. Ha marcado dos goles al Atlético (Liga y Copa), tres al Deportivo y uno al Levante. Escorado a la banda derecha y con libertad para irse al centro, ha vuelto a su mejor nivel. El miércoles fue un ciclón de salida y luego se paró. ¿Problemas estomacales? ¿Ansiedad? Hasta vomitó.
¿Vuelta al pasado? No parece. La realidad y los números no mienten y Messi se ha convertido en el verdugo del Atlético en los ultimos años. Ha marcado 22 goles a los rojiblancos. El equipo de Simeone es una de sus víctimas preferidas. El próximo miércoles en el Vicente Calderón tiene la prueba más complicada. Ayer se entrenó al margen de los compañeros y hoy volverá a trabajar con el grupo para el partido ante el Elche.
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