Natación
Mireia, hasta el infinito y más allá
Completa su fantástica semana en el Mundial con una plata en los 400 estilos. Ha nadado seis pruebas paras sumar tres medallas, una de ellas de oro. A corto plazo no tiene pensado rebajar su exigente calendario
Completa su fantástica semana en el Mundial con una plata en los 400 estilos. Ha nadado seis pruebas paras sumar tres medallas, una de ellas de oro. A corto plazo no tiene pensado rebajar su exigente calendario.
Mireia ha completado su obra maestra en Budapest con una medalla de plata en el 400 estilos. El resfriado que ha arrastrado casi toda la semana y que se notaba en su voz congestionada no ha podido con una deportista irreductible. Siempre lo ha sido: empezó a nadar para corregir un problema de escoliosis, nada pese a que es asmática y alérgica al cloro, y tiene una descomunal capacidad de trabajo en los entrenamientos que después se refleja en las competiciones. Disputaba seis pruebas en la capital de Hungría, una auténtica barbaridad, y más teniendo en cuenta que va camino de los 27 años, pero en tres de ellas ha estado en el podio: al sueño del oro en 200 mariposa para tener la colección completa de títulos unió una medalla de plata en 1.500 y ayer otro segundo puesto en 400 estilos. Además, sumó un cuarto puesto en el 800. El esfuerzo mereció la pena y así va a seguir siendo a corto plazo. «A lo mejor en el futuro me puedo especializar en mariposa o en 1.500, pero de momento, no. Es duro entrenar diferentes modalidades, pero también se hace más ameno», asegura Mireia. «No sé si la más, pero una de las nadadoras más completas seguro que soy», continuó la española.
En la prueba que requiere el dominio de todas las maneras de nadar mejoró un puesto respecto a los Juegos de Río y tocó la pared en segunda posición tras otra fantástica remontada. Sólo Katinka Hosszú, la reina de esta prueba, que además estaba en casa, con 15.000 personas animándola hasta la locura, fue mejor. Las demás sucumbieron a la velocidad de la española en los últimos 100 metros, los que se nadan con el cuerpo dolorido y suplicando que pares. Pero ella tiene grabado en la cabeza de los entrenamientos que ese dolor se puede combatir. En las dos últimas piscinas fue la más rápida con diferencia, con dos parciales de 31.07 y unos espectaculares 29.84. Ninguna de las otras siete competidoras pudo bajar de 30 segundos en un largo, excepto en el primero, que se hace con la ventaja del salto inicial. Con ese esprint culminó Mireia una carrera que se había trabajado antes.
Hizo los 100 metros en mariposa como siempre. Es el estilo que más domina y el que más prepara y se mantuvo entre las mejores. Después llegó el problema: la espalda es su punto más flojo y las amenazas llegaba por muchos lados, descartada ya Hosszú, que comandó la prueba de principio a fin. Las japonesas Ohashi y Shimizu estaban en la pelea y la canadiense Pickrem se mantenía al acecho. Aguantó los dos largos de espalda la catalana sin ceder mucho, y entonces llegó el acelerón de Pickrem. En el tramo de braza, la norteamericana fue dos segundos y medio más rápida que Belmonte (hizo 38.04 en el primer 50 y 38.13 en el segundo, por 39.16 y 39.33 de la española). Era la mujer a batir, pues el ejército japonés ya se había hundido, preso de la fatiga y del ácido láctico invadiendo sus músculos. El oro estaba cantado (Hosszú), la plata tenía que pelearse, y el motor de Mireia tenía otro cambio más. Era el último esfuerzo, cien metros más y el Mundial había terminado. Ya tendría tiempo entonces de preocuparse por el resfriado. A mitad de camino de esos dos largos estaba claro que la caza de Mireia tendría éxito. Justo después del último viraje se puso segunda y no paró. Al contrario. Fue incluso más veloz que Hosszú, pero la ventaja que había obtenido la húngara le sirvió para vencer.
Belmonte y poco más
Lo que empezó mal para Mireia (eliminada en las series en sus dos primeras pruebas, el 400 libre y los 200 estilos) ha terminado fenomenal. Ayer, en el 400 estilos, pese a su estado físico, fue más rápida que en los pasados Juegos de Río. «Ha sido un buen 400 para acabar», aseguró. Ella es la cara de la natación española y se ha quedado prácticamente sola en Budapest. El criterio de selección para el Mundial fue duro. La idea era ir a competir, pero apenas tres mujeres lo han conseguido: Mireia, Vall (finalista en 200 braza) y Zamorano, que mejoró sus marcas en espalda. Miguel Durán, Hugo González, Antonio Arroyo, Joan Lluís Pons y Jimena Pérez no pasaron de la primera carrera.
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