Pilotos
El universo del campeón
Su familia, sus mecánicos y Alzamora son el núcleo humano que rodea a Marc
Cheste- «No tengo novia, ponlo bien claro a ver si me sale una», bromeaba Marc ante la curiosidad de un periodista. A sus 20 años, el campeón no tiene pareja ahora mismo, pero sí un universo humano alrededor que tiene mucho que ver con lo que él es sobre la pista. En la órbita más cercana al «planeta Marc» están Julià y Roser, sus padres. Él trabajaba en una empresa de excavadoras, pero lo dejó poco antes de que el «niño» empezara su primer año en Moto2. La mamá sigue en activo como administrativa, y no se desplaza a todos los circuitos. Sí lo hace en los momentos importantes, como ayer, que no podía disimular los nervios. Julià es uno más de los personajes famosos del «paddock» y los aficionados le piden más fotos que a muchos pilotos. Álex es el hermano pequeño de Marc, con el que le une una complicidad envidiable. Pasan muchas horas juntos entre aeropuertos y aviones. El benjamín ha completado este año su primer Mundial en Moto3 y lo ha terminado como el mejor «rookie».
Ramón Márquez (82 años) es el abuelo de Marc y él es un poco su ojito derecho. Don Ramón está orgulloso de los éxitos de su nieto sobre la pista, aunque siempre le dice una cosa: «No arriesgues más de la cuenta». El pequeño genio le dice que tranquilo, pero no siempre es capaz de hacerle caso.
La otra familia del nuevo campeón es la que tiene en el «box», su equipo, que lidera Santi Hernández, jefe de mecánicos. Hasta hace poco, los domingos por la tarde Marc era uno más recogiendo las cosas y subiéndolas al camión, algo que ya no le dejan hacer en MotoGP. Él lo disfrutaba, porque esos chicos: Santi, Carlos Liñán, Hugo, Jordi Castellá y Javi son sus amigos. No se pudo llevar a todos en su salto hacia la categoría reina, pero ya ha logrado que Honda le permita volver a juntar a todo el núcleo duro que trabajaba con él en Moto2.
Por encima de todos aparece Emilio Alzamora, el mánager y el hombre que le eligió para impulsar su carrera. Ayer no pudo aguantar las lágrimas cuando su pupilo cruzó la meta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar