Fórmula 1
Mal negocio para Pol
El Gran Premio de Gran Bretaña fue un negocio ruinoso para Pol Espargaró. Su remontada no es que vaya lenta, es que va hacia atrás, y el tiempo se le acaba. Scott Redding dio un puñetazo en la mesa frente a su público, con un triunfo que le lanza hacia el título peligrosamente para los intereses españoles. «Ha sido un fin de semana difícil», explicaba Pol, que acabó en un octavo puesto incompatible con sus ilusiones de ser campeón. «Llegué a Silverstone con malestar general y fiebre, lo que me dificultó el trabajo el primer día. Hemos decidido hacer unos cambios que teníamos que probar en el "warm up", pero al haberme caído no he podido saber si eran acertados o no, así que hemos salido a la carrera a ciegas». Y así, a ciegas, era difícil un buen resultado. Hace tiempo que al pequeño de los Espargaró sólo le sirve ganar o al menos quedar por delante de Redding, al que el sólido comienzo de curso le da mucha ventaja. 38 puntos tiene ahora y en su mano está ganar el Mundial y perderlo. Si no comete un par de fallos que le lleven a no puntuar, la cosa está muy complicada para Pol, que subiría de categoría sin una corona que todos daban por segura para él a comienzos de año. Nadie daba otro nombre que el suyo, después de que en 2012 hubiera sido el único capaz de poner algo de oposición a Marc Márquez. Sin él, parecía claro el pronóstico, aunque las cuentas no le salen a Pol. Sí las tiene claras para 2014, con un contrato garantizado para pilotar la Yamaha satélite que ahora pilota Cal Crutchlow. Este fin de semana, el español se pasó a saludar a los que serán miembros de su equipo en unos meses y le invitaron incluso a subirse en la que será su montura. Eso será más adelante, todavía tiene tiempo para dar el salto a MotoGP a lo grande, aunque Redding está cada vez más lejos.
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