F-1

Barcelona

Rossi honra al héroe

Valentino Rossi
Valentino Rossilarazon

El jueves por la tarde, el futuro de Lorenzo era una enorme nube negra. La clavícula y su remontada hacia el liderato habían hecho «crack» sobre el asfalto mojado de Assen, porque todos daban por segura su ausencia en la carrera. Sus propios mecánicos empezaron a montar en la moto las piezas correspondientes a la siguiente cita, la de dentro de 15 días en Alemania, mientras en la cabeza de Jorge empezaba a fraguarse el milagro. Nadie lo veía posible excepto él, que se lanzó a un viaje relámpago a Barcelona para pasar por el quirófano y regresar a tiempo para rescatar algún punto. Sin rastro de anestesia en su cuerpo –requisito fundamental para poder correr–, recibió dos veces el sí de los doctores y comenzó el espectáculo. «Este quinto puesto sabe mejor que ninguna de mis victorias. Las lágrimas son del esfuerzo que he hecho. Lloro poco, pero esta vez no he podido resistirme», explicaba el gran protagonista del día.

Con las costuras de la cicatriz de su hombro todavía frescas y con el riesgo de volver a hacerse daño, se lanzó a la hazaña desde el puesto doce de la parrilla. En la primera vuelta recuperó cinco posiciones y dos más en la segunda para ponerse quinto sólo en el tercer giro. Los más optimistas lo vieron en el podio, aunque no contaban con el castigo muscular que le esperaba. Su falta de fuerza en la parte izquierda del cuerpo, la recién operada, hizo trabajar más de lo normal a la derecha, hasta el punto de dejar de sentirla en las últimas vueltas. Por eso Crutchlow le arrebató el cuarto puesto y el mallorquín tuvo que conformarse con navegar en solitario en quinto lugar hasta la meta.

Al cruzarla llegaron las lágrimas, la emoción de sus más directos colaboradores y hasta las felicitaciones de los enemigos principales, reconociendo el valor de lo conseguido. Él aparecía sereno y feliz, porque la apuesta había salido más que bien y los 25 puntos que podía haberle metido Pedrosa en la general del Mundial quedaron reducidos sólo a dos. Una minucia que deja en únicamente nueve la distancia entre los dos máximos candidatos a la corona de MotoGP.

Toda la satisfacción de Jorge era cierta decepción para Dani, ya que apenas pudo aprovechar el percance de su rival. Se puso en cabeza nada más apagarse el semáforo y tiró con autoridad hasta que sus neumáticos empezaron a quejarse. Tuvo problemas tanto con el delantero como con el trasero y fue de más a mucho menos. Rossi le apretó durante unas vueltas desde atrás, pero el ritmo del italiano era más rápido y se acabó el debate pasado el ecuador de la prueba. «Vale» tomó medio segundo de ventaja y se lanzó a por la victoria 994 días después de su última visita a lo más alto del podio. Fue el 10 de octubre de 2010 en Malasia, momento en el que comenzó una sequía de 44 grandes premios en blanco. En Assen aprovechó un día histórico para recordar que todavía no se ha marchado de la élite y que el trabajo de puesta a punto de la Yamaha ya ofrece resultados.

No dio opción a Dani, ni a Márquez, cuando el «rookie» conquistó el segundo lugar. Marc tenía más ritmo que su compañero de «box», así que se dio el gustazo de acabar por delante de él y meterse un poquito más en la lucha por el Mundial. Cal Crutchlow, el mejor tras los cuatro magníficos, confirmó que su «pole» no fue casualidad con un tercer puesto con el que, de paso, restaba puntos a Pedrosa en favor de Lorenzo. «Me puse contento al ver que Dani era el cuarto a falta de dos vueltas», decía Jorge, que se ganó el aplauso de todos y unos días de descanso para él y su clavícula.