Roland Garros
Nadal, a la caza de Federer
La pelea entre Rafa y Roger por ser el tenista con más «Grand Slams» de la historia está más viva que nunca.
La pelea entre Rafa y Roger por ser el tenista con más «Grand Slams» de la historia está más viva que nunca.
a leyenda de Nadal continúa. Con su undécimo triunfo en Roland Garros aumenta una tiranía que no tiene comparación en ningún otro deporte: ha ganado once de catorce participaciones en París, con sólo dos derrotas (por 86 victorias) y una tercera eliminación por abandono. Nadie pone en duda que es el mejor tenista de la historia sobre tierra batida y el mundo del deporte en general y el del tenis en particular se rinden a él. Lo hacen también los rivales, como los argentinos Schwartzman y Del Potro, dos de los que se han quedado en el camino en la nueva gesta del manacorense, y que aplaudieron ayer en las redes sociales el éxito de Rafa. También lo hizo su rival, Thiem, que recordó cómo le vio ganar por televisión el primero en 2005, cuando él tenía once años. Desde aquel, hasta el de ayer, durante todo este tiempo, en París no le han podido detener ni los mayores (Federer), ni de los de su generación (Djokovic, que, al menos, si le venció una vez, en los cuartos de 2015; Murray...) ni los jóvenes que aprietan como Thiem, al que todos apuntan como sucesor del español en la superficie lenta.
Seguir ganando a los 30
La pregunta sin respuesta es: ¿hasta cuándo durará Nadal? Visto lo visto, parece que va para largo. Hasta hace un tiempo, los 30 eran como una línea de edad que marcaba el comienzo del declive. Hubo excepciones como la de Agassi, pero no era lo habitual. Ahora, con los tenistas más preparados físicamente, se puede seguir compitiendo al máximo superada la treintena. El triunfo ayer, es, además de una hazaña, un mensaje para su amigo Roger Federer: la lucha por ser el jugador de la historia con más títulos de «Grand Slam» conquistados está más viva que nunca. La preocupación del español de un tiempo a esta parte es estar sano para poder ser competitivo, que es la única manera de seguir sumando. Pero por mucho que digan que no hacen caso de esos números, Nadal y Federer sí miran de reojo las carreras de uno y otro. El duelo entre ambos parece eterno. Pasan los años, pasan los tenistas, asoman nuevas raquetas y, aunque, por ejemplo, este año los Masters 1.000 de pista dura no se los llevaron ellos, los títulos de «Grand Slam» siguen teniendo sus nombres. Con el bajón de Murray (por lesiones) y el de Djokovic (por lesiones y por pérdida de motivación), Nadal y Federer se han llevado los últimos seis «Grand Slams», tres cada uno. Así, su pelea se mantiene con tres títulos «grandes» de ventaja para el suizo, que afronta ahora la parte más importante de la temporada para él, la hierba, Wimbledon. Pero los años no pasan en balde y alguna vez su magia se terminará. Falta por ver su capacidad de adaptación a la competición después de meses parado, aunque para él eso no suele ser un problema. No lo fue al menos el curso pasado. La edad, comparado con Nadal, sí lo es. El español es cinco años más joven, de ahí que si el físico le aguanta y el hambre se mantiene, tendrá más posibilidades de seguir conquistando «Grand Slams». Llamaban locos a los que decían que el tenista balear podía ganar diez veces en París, y ya lleva once. Si el año pasado lo hizo sin perder un set, esta vez sólo Schwartzman le robó uno en los cuartos de final. La hierba ha sido el punto más flojo de las últimas temporadas de Nadal, aunque no hay que olvidar que en Wimbledon ha jugado cinco finales, venciendo tres. Pese a que lleva desde 2011 sin llegar a las rondas finales, sí se ha mostrado competitivo y el impulso de ganar en Roland Garros le puede ayudar. Y en pista dura, Rafa también ha demostrado que puede seguir sumando «grandes»: esta temporada, en Australia, sólo una lesión le frenó contra Cilic, el año pasado lo hizo el mejor Federer en la final. El Abierto de Estados lo conquistó Rafa. Allí, Federer no triunfa desde 2008. Por tanto, las posibilidades de recortar del español no se limitan a la tierra batida, a Roland Garros. La lucha está abierta y promete seguir siendo espectacular.
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