Natación

Una serpiente de plata

Ona Carbonell sube a la segunda plaza del podio en el solo técnico en Budapest. Con la de ayer ya tiene 20 medallas en los Mundiales

Ona Carbonell durante el el jercicio que le ha llevado al segundo puesto del pódium
Ona Carbonell durante el el jercicio que le ha llevado al segundo puesto del pódiumlarazon

Ona Carbonell sube a la segunda plaza del podio en el solo técnico en Budapest. Con la de ayer ya tiene 20 medallas en los Mundiales.

Ona Carbonell se disfrazó de serpiente para ganar su vigésima medalla en unos campeonatos del mundo. La nadadora española quería sorprender, hacer cosas diferentes para impresionar al jurado y a los espectadores y lo hizo desde que apareció en la piscina. Empezando por el bañador que ella misma ha diseñado para imitar los movimientos de la serpiente. En el agua tampoco defraudó y consiguió la plata, por detrás de la rusa Svetlana Kolisnitchenko.

La música de Peter Gabriel acompañaba sus movimientos en la piscina, donde consiguió superar en impresión artística a Kolisnitchenko. «Ha sido la mejor puntuación que he obtenido en solo en mi vida. Ya estaba muy satisfecha cuando en el preliminar había ganado en impresión artística a la rusa, porque nunca lo había conseguido hasta ahora», confesaba Ona tras conseguir la plata. Cuando concluyó su coreografía sólo quedaban dos nadadoras más por saltar a la piscina y la medalla ya estaba asegurada. Las dos técnicas de la Federación española y la ex nadadora Andrea Fuentes han colaborado con Ona en la coreografía de «Snake» que la ha llevado hasta la plata. Los 93,6534 puntos se quedaron lejos de los 95,2036 de la rusa. Pero más distancia aún había entre ella y el bronce, que fue para la ucraniana Anna Voloshyna, con 91,999.

«He mejorado hoy en todos los parámetros de ejecución. He recibido estos días muchos apoyos, mucha gente me decía que podía hacerlo. Sólo por la lucha vale la pena. Ganar es muy difícil, pero estar tan cerca es muy importante. Esta vez he estado más cerca que en el último mundial», confesaba Ona, muy contenta por lo conseguido. «Me satisface llevar 20 medallas en Mundiales, pero aún más haber participado en seis mundiales y haber ganado medallas en todos ellos. Creo que eso es muy difícil. Estar doce años a este nivel es mucho trabajo y sobre todo quiero dar las gracias a todo el «staff», porque estas 20 medallas son de todos nosotros. Yo no me tiro al agua sola, sino con muchísima gente y sin ellos, no estaría aquí», añadía. Por ejemplo, con Esther Jaumá y Virginie Dedieu, las dos técnicas de la Federación española que se abrazaban al borde de la piscina después de la actuación de Carbonell. Ellas y la ex nadadora Andrea Fuentes son las que han colaborado con Ona en la coreografía que le ha llevado hasta el segundo puesto del podio mundial. Andrea ha sido una de las innumerables compañeras que ha tenido Carbonell en el dúo durante su carrera. Juntas ganaron la medalla de plata en los Juegos de Londres y ahora Andrea ha sido una parte importante del logro de Ona desde fuera de la piscina. La nadadora también ha participado activamente en la puesta en escena, desde el diseño del bañador a los movimientos dentro del agua.

Como ha ocurrido siempre desde que la sincronizada española comenzó a hacerse un hueco en la élite internacional, el ejercicio de Ona intentó priorizar la parte artística, ésa que hace a las españolas diferentes ante la pulcritud técnica de las rusas y que ha convertido a Carbonell en una estrella.

La nadadora española ha adelgazado su programa en estos Mundiales. Acostumbrada a cargarse el equipo a la espalda desde que tomó el relevo de Gemma Mengual como referencia de la sincronizada española, en Budapest se ha centrado en las pruebas individuales.

Después de haber conseguido la plata en el solo técnico, su siguiente desafío será la participación en el solo libre, en el que también tiene aspiraciones de medalla. No estará en las pruebas de equipo, pero cerrará su participación en el dúo, donde estará acompañada por Paula Ramírez. «Estamos cerca, también puede salir bien», admite Ona, que sueña con salir de Budapest con 22 medallas mundialistas en sus seis participaciones.