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Morros y Guardiola tratan de impedir el lanzamiento de Capote
Morros y Guardiola tratan de impedir el lanzamiento de Capotelarazon

«¡Lo que cuesta ganar!», rumiaba Cadenas después de derrotar a Qatar. «Con partidos así no llego a viejo», bromeó después. Lo que más le gustó al seleccionador de ese encuentro es que la Selección reaccionó en los momentos delicados y que la defensa funcionó de verdad. «Se vio lo que somos atrás, ayudando a la portería», afirma Viran Morros, uno de los que mandan ahí, con manos enormes y cuerpo espigado, con brazos infinitos. «2,12 o 2,14 de envergadura», desvela quien también es uno de los referentes del vestuario. «Me jode –ríe–, pero soy uno de los más veteranos y mi función también es animar a la gente y que esté metida», añade.

Con él es imposible relajarse, ni en los entrenamientos. «¡Vamos, intensidad!», grita en el calentamiento de cualquier duelo antes de chocar el puño con Entrerríos, de dar una palmada en la espalda a Dujshebaev o de darse un golpe de pecho con Gedeón Guardiola, su alma gemela. «Son los que llevan la voz cantante», explica Maqueda, otro de los que pelean para no recibir goles. «Si sólo atacas o sólo defiendes te conviertes en un especialista y toda tu energía va ahí. Ellos están en el centro, la posición más importante. Son los jefes, tienen la última palabra y tenemos que hacerles caso», completa Cañellas, pluriempleado: letal arriba y eficaz abajo. «Pero no imponen, son dialogantes», concluye Maqueda.

«Cuando mejor nos ha ido es cuando hemos estado bien atrás», piensa Aguinagalde, otro especialista, pero en ataque. En las primeras jornadas la muralla tenía grietas: 60 goles encajados en dos partidos. Demasiados. «No salió como esperábamos», confirma Gedeón, pero el nivel ha ido subiendo y ahora España es la segunda selección con más balones blocados: 22, dieciséis de ellos de la pareja central. Guardiola juega en Alemania. «Y he mejorado», asegura. «Pero cosas que uso allí aquí no me valen», prosigue. Algo parecido le sucede a Morros, que en el Barcelona actúa con Karabatic, Noddesbo o Sorhaindo. Tienen que cambiar el chip. «Cuesta un poco, pero como llevamos mucho tiempo juntos se hace fácil», explica Viran. «Es como sumar: nunca se olvida», dice de forma gráfica Gedeón. «Desde el primer momento nos entendimos, nos pusimos a dormir juntos la primera concentración y somos pareja oficial», admite Morros. «Siempre vamos a mil. Él se deja el ciento por ciento en todo, yo soy más frío y tengo menos movilidad de piernas, pero nos compenetramos», contesta su compañero. «También se enfada...», ríe el azulgrana, que se dedica desde siempre a evitar los goles. «Desde los 19 años en Pontevedra: había un hueco y lo aproveché», recuerda. Después estuvo con Cadenas en el Ademar y con Dujshebaev en el Ciudad Real antes de volver al Barcelona, su casa. «No es un “stopper” habitual, entiende el juego, es inteligente y ha hecho de la defensa un arte», dicen desde su club. «Eso sí, su momento más feliz es cuando pasa del medio a meter un gol», continúan. «Ja,ja. No me preocupa, tengo claro mi rol», opina él. Gedeón, en cambio, sí suele marcar. «Bueno, alguno a la contra, pero a veces por querer salir rápido encajamos de rebote», dice autocrítico. Ante Eslovenia, hoy, la muralla deberá seguir cerrándose. Se juegan el primer puesto del grupo. España puede perder hasta por dos goles.