Tenis

¿Qué piensa Nadal cada lunes tras ganar Roland Garros?

El balear, que busca su undécimo título en París, se sincera en una entrevista a "Le Parisien"

A pocos días de lanzarse a la conquista de su duodécimo trofeo de Roland Garros, Rafa Nadal asegura que al final de cada triunfo cree que "será el último", aunque siempre mantiene la esperanza de "tener oportunidades"de ganar. "Cada lunes después de la final, sin excepción, me digo que podría ser mi último título. Lo creo así desde 2005 (año de su primer triunfo). Simplemente, siempre tengo la esperanza o la confianza de decirme que tengo oportunidades", dijo el tenista en una entrevista al diario francés "Le Parisien".

Los mejores y los peores momentos El mallorquín rememora sus mejores momentos, sobre todo su décimo triunfo en 2017, y su primera victoria en final contra Roger Federer, en 2006; y los peores, entre los que destaca la derrota ante el sueco Robin Söderling en 2009. "Söderling fue duro, bastante feo, pero lo cierto es que pasaba por un período complicado. Tenía muchos problemas en la rodilla y pasaba por cuestiones familiares", dijo en referencia al divorcio de sus padres, aunque reconoció que los peores momentos fueron aquellos en los que no pudo jugar, como cuando tuvo que abandonar en 2016, cuando se sentía "preparado para ganar".

El público de ParísNadal habló también sobre su relación con el público parisino, que ha mejorado en los últimos años tras haber pasado por momentos ásperos. "En el lugar que quizás más quiero del mundo me hizo daño ver que la gente no es que quisiera que no ganase, es que querían que perdiera. No sentir ese cariño fue muy duro", confesó. En cambio, asegura que en los últimos años la relación ha pasado a ser "fantástica"y que le han hecho vivir momentos "increíbles", como cuando se llevó la décima.

¿Por qué cambiaría sus títulos en París? En lo personal, indicó que solo cambiaría sus once trofeos de Roland Garros por "la posibilidad de no morir". "Yo y la gente que quiero", dijo Nadal, a quien a veces le gustaría cambiarse por "una persona normal, desconocida, que fuera todos los días al trabajo como todo el mundo".