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Real Madrid-Barcelona: La gran prueba

Solari
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El Real Madrid se enfrenta con el Barcelona en uno de sus mejores momentos de la temporada. El clásico mide la reacción que ha impulsado Solari desde el banquillo.

Más esquivo que nunca, y eso no es fácil, Solari no dejó ni una pista, no fue nada concreto ayer cuando le preguntaron acerca del encuentro en Barcelona. Nunca da claves, pero antes del clásico prefirió guardarse todos los posibles secretos. Puede que a los futbolistas, cuando les pregunten por encuentros así digan que es un partido más, lo que es imposible es que el resto del mundos nos lo creamos. Nunca es un encuentro más y menos para este Madrid, que viene desde atrás, por fin ligero de equipo y con el objetivo de vengar el encontronazo de Liga, donde apenas dio la cara durante veinte minutos de la segunda parte. Hoy tiene que ser el día para dar un golpe de mano, presentar la tarjeta de visita y demostrar que ha vuelto el equipo competitivo, el que gana Copas de Europa como rutina.

Fue esa tarde en el Camp Nou la que marcó el final de Lopetegui; o mejor, la que confirmó lo que ya estaba casi hecho. Si el entrenador vasco no le despidieron antes del banquillo fue porque querían que pasase el trago del Camp Nou. Ese Madrid no daba para más y el Barcelona, sin Messi, fue superior. Si no puedes competir con tu máximo rival, no puedes seguir en el banquillo.

Sucedió con Benítez: el partido contra el Barcelona marcó su destino. Fue la vez que decidió que Casemiro, que tanto equilibrio le había dado, no tenía que jugar. Sin un mediocentro defensivo, el Barcelona, con Messi lesionado, no encontró rival. Incluso Mourinho tuvo que rehacer sus planes e inventar otra manera de afrontar su etapa en el banquillo blanco cuando no pudo contener a los azulgrana en su primer día en el Camp Nou.

Los duelos contra el máximo rival o dejan heridas o abren esperanzas. Ancelotti vio la luz en la final de Copa de 2014, el punto de partida hacia la Décima y el Real Madrid de Zidane voló hacia la primera de sus tres Copas de Europa después de ganar en el Camp Nou. Es como si el conjunto blanco encontrase en sus choques contra el Barcelona la medida de lo que es capaz de hacer el resto de la temporada. «Nosotros queremos poner la misma seriedad y el mismo fútbol que en las otras competiciones. No podemos pensar en lo que viene después, el foco es este partido», contestaba ayer Solari cuando le preguntaban por el choque de hoy y lo que tiene que llegar. A finales de octubre, cuando perdió en el Camp Nou, en la entidad madridista se creyó que la temporada se iba por la borda y había que hacer cambios. Ahora se espera que el doble enfrentamiento contra su principal enemigo refuerce lo contrario: que la temporada tiene pinta de acabar bien.

Es un duelo para confirmar muchas cosas respecto a Solari. La primera, que ha cambiado la mentalidad y que ha conseguido que el Madrid salga al Camp Nou pensando en jugar y no temiendo que el rival le haga daño. Y segundo, para dejar casi cerrado el dibujo del equipo en el que cree, sin las interferencias de las lesiones. «Vallejo casi está, estamos muy contentos porque ya casi estamos todos. Cuando están todos los disponibles es más difícil la lista y ésa es la parte más dura de un entrenador. Lo importante es que todos pongan su talento, capacidad y esfuerzo al servicio del equipo», decía ayer el entrenador argentino. A partir de hoy, sus elecciones son plenamente suyas, ya no son rotaciones o situaciones de emergencia ante las bajas. El once que salte en el Camp Nou es el once de Solari, casi definitivo.

Y ahí está todo el enigma: en lo que va a hacer en la banda izquierda, donde Reguilón se ha desempeñado con profesionalidad, pero el peso de Marcelo, su influencia en el equipo, parece difícil de sustituir. Con el brasileño, Solari ha llevado una política distinta a la de Isco: ha sido mucho más cuidadoso, le ha elogiado sin cortarse y le ha ido dando minutos, consciente de que no puede prescindir de él, una vez que Isco sí que parece fuera del proyecto. Habrá que ver si entra en la convocatoria, porque ése es otro problema.

Aunque de lo que está todo el mundo pendiente, desde los aficionados hasta los dirigentes es de los jugadores que van a acompañar a Benzema en ataque. «¿Tiene claro el equipo?», preguntaron ayer a Solari. «No voy a contestar a esa pregunta», respondió, como si incluso diciendo que sí ya estuviera dando pistas. Lucas Vázquez, fijo hasta ahora, no fue convocado el domingo. Quizá para tenerlo fresco para el choque de hoy. Entonces no caben Bale y Vinicius a la vez: «Unos tienen más experiencia y otros, juventud y frescura», explicó, enigmático, Solari.