Londres
Recompensa
El salto con el que Eusebio Cáceres sólo pudo ser cuarto le habría dado la plata en los dos últimos Juegos Olímpicos. En Londres, Ruth Beitia superó un listón que no le sirvió para subirse al podio, pero ayer se colgó su primera medalla planetaria al aire libre gracias a una marca mediana de 1,97. Ocho de sus doce rivales tenían récords superiores, seis de ellos conseguidos en 2013. Es decir, que la fortuna que le fue esquiva a la delegación española en la longitud le sonrió en la altura. La tercera plaza de la cántabra pendía de un último intento de Emma Green. Idéntica situación a la de hace un año en la final olímpica, sólo que entonces Svetlana Shkolina, nueva campeona mundial, batió su plusmarca personal para dejarla fuera del cajón. Las mismas atletas que recogerán hoy sus medallas ocuparon las cuatro primeras plazas en Londres, y este dato sí dice mucho sobre la regularidad de Beitia. Es raro que Anna Chicherova, la saltadora en activo que más veces ha superado los dos metros, fallase a esa altura. Quiérese decir que a los grandes deportistas los protege un ángel de la guarda que les recompensa en algún momento las decepciones del pasado. A Cáceres le caerán en el próximo decenio unas cuantas medallas. Las que Ruth Beitia, que ya flirteó con la retirada tras su eliminación prematura en Daegu, está recogiendo ahora.
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