Atlético de Madrid

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Repaso en Vallecas

El Rayo derrotó a un desconocido Atlético con goles de Lass y Leo en el primer tiempo. Los de Paco Jémez fueron superiores n Marcó Falcao

El delantero colombiano del Atlético de Madrid Radamel Falcao (d), y el defensa del Rayo Vallecano Alejandro Gálvez (i) luchan por el balón
El delantero colombiano del Atlético de Madrid Radamel Falcao (d), y el defensa del Rayo Vallecano Alejandro Gálvez (i) luchan por el balónlarazon

Leo se ha convertido en uno de los actores principales de este Rayo al que Paco Jémez le ha dado personalidad, competitividad y, lo que es más importante, fútbol. Los focos de Vallecas apuntaban anoche a la figura del brasileño –aspecto desgarbado, pero un portento con el balón en los pies– al que le colocan en el Calderón a partir de junio. Y en la fiesta de Leo quiso colarse el Atlético de Simeone con sus virtudes, con sus defectos ; definido perfectamente por Javi Fuego: «Es un equipo grande que juega como un pequeño». Sin embargo, el Rayo no le dejó, le dio un repaso y se consolidó como un equipo grande que mira a Europa con la misma filosofía con la que sus jugadores se expresan en el campo.

Y el primer chispazo lo puso Lass. Simeone estaba dando las últimas órdenes cuando una jugada por la izquierda, mal defendida por Juanfran, acabó en un perfecto pase de Piti al guineano, que batió a Courtois. El Rayo daba primero y ponía el partido de su parte. En vez de encerrarse, siguió jugando al ataque, con transiciones rápidas y un juego de apoyos cortos para manejar la pelota con criterio y acelerar en los últimos metros en busca de Leo Baptistao. Javi Fuego y Trashorras se comían literalmente a Mario Suárez y Gabi, más apagados de lo habitual, mientras en defensa se esforzaban para que Falcao no recibiera una pelota en condiciones. Lo del Atlético fueron golpes pequeños, no llegaba con claridad al ataque y los córners, pese a lanzar tres seguidos tampoco le reportaron nada. Era muy previsible el conjunto de Simeone cuando se produjo el segundo estallido en Vallecas. Internada de Lass por la derecha, con Filipe descolocado, y centro desde la línea de fondo para que Leo –el primer actor– ganase la acción a C. Díaz y pusiese a los suyos en la nube del éxito.

Sombrerazo para el Rayo por un primer tiempo excepcional. Con los tiempos medidos, con las ideas muy claras y con el convencimiento de que con velocidad y con balones al espacio iba a hacer daño al Atlético. Además, cuando los de Simeone tuvieron la pelota pocas cosas supieron hacer. Como es un equipo que no elabora, le resultó complicado centrarse. Raúl García y Adrián no aparecieron; a Koke se le vio poco ante Domínguez y hubo poco juego. Emery, en la grada, tomó buena nota de los desajustes rojiblancos en un partido en el que el Rayo lo hizo todo mejor, con más precisión y con acciones excelentes de Lass, Leo, Javi Fuego y Piti.

Simeone que pidió cabeza a los suyos tras encajar el segundo gol vio cómo no había respuesta de su equipo. Entró Arda por Adrián –lo del asturiano merece una tesis doctoral– , pero el tono gris del Atlético no cambió. Sensación de impotencia, pobreza en su juego y sólo una jugada destacada de Filipe Luis (de lo poco que hizo el brasileño) que estrelló el balón en el cuerpo del meta Rubén. También entró Cebolla Rodríguez para buscar más profundidad y disparo lejano. Nada, ningún sobresalto aunque Rubén atrapó un disparo de Falcao a la media vuelta.

Paco Jémez, que fue expulsado porque los árbitros son quisquillosos, retiró a los goleadores Lass y Leo, buscó más trabajo con José Carlos y Delibasic para explicarle a Simeone que no había tregua. Y no la hubo porque Arda disparó cruzado tras una buena jugada individual. También se lució el canterano Oliver. Al Rayo le fue bien. Y logró un triunfo merecido, basado en su esfuerzo colectivo, apoyado por las individualidades y el trabajo táctico. Un equipo con ideas, con buenos fundamentos y donde el balón es elemento esencial. Para Simeone lo primordial no es tener la pelota, pero ayer el otro fútbol, el que le gusta al Cholo tampoco existió. Los jugadores no abrieron el libreto y el Atlético volvió a perder fuera de casa. El gol de Falcao en el último segundo no maquilló la mala imagen de los rojiblancos.

Leo, un gol contra su futuro

El futuro de Leo Baptistao es rojiblanco, pero rojiblanco del Atlético. El delantero brasileño del Rayo marcó el segundo tanto de su equipo, el de la aparente tranquilidad para el valiente equipo que entrena Paco Jémez, y lo celebró como si no hubiera un mañana vestido con el escudo del Atlético. «Es difícil que juegue un mal partido. Poquito a poco tiene que ser el Leo de antes de lesionarse. Ya empieza de nuevo a ser ese futbolista determinante, necesario para el Rayo y que en estos cuatro meses nos pueda deleitar con su talento y compromiso», asegura Paco Jémez. El técnico, sin embargo, pide más a su equipo: «No nos conformamos con lo que hemos conseguido, queremos hacer más historia». «En el primer tiempo no existimos prácticamente», reconoció Simeone.