Fútbol
España gana a Rumanía (1-2) entre el toque y Kepa
Ilusionó y sufrió la joven España que presentó Robert Moreno en Bucarest. Cierto que Rumanía no es el baremo para saber dónde está la selección, pero partidos como el de ayer, por muy oficiales que sean, se suelen convertir en rutinarios y aburridos para los espectadores y da la impresión de que también para los jugadores. No fue el caso de ayer. El equipo nacional jugó una primera parte muy atractiva y comenzó bien la segunda, pero se complicó en unos últimos minutos en los que se salvó del empate gracias a Kepa, que metió un milagroso pie cuando la selección ya estaba con diez por la expulsión de Llorente. El meta del Chelsea sigue por delante de De Gea para la portería de España.
Ramos, Busquets, Jordi Alba y Jesús Navas, definitivamente instalado en el lateral derecho como internacional, eran los únicos futbolistas de la vieja guardia, rodeados por los Fabián, Saúl, Rodrigo, Alcácer, Ceballos... Los sub’21 de las últimas generaciones han tomado el poder y el resultado fue un juego alegre y vistoso a través del control de la pelota durante la mayoría del partido. Robert Moreno quiso zanjar rápido algunos de los debates absurdos que se montan cada vez que juega España: ¿posesión sí o no? La respuesta tiene que ser sí, porque de esa manera es como tocó la gloria, pero eso no debe interpretarse como que tener más la pelota sea un objetivo en sí. Es un medio para generar peligro. Ningún entrenador le dice a sus jugadores que lo que tiene que hacer es batir el récord de 1.000 pases en un encuentro. Si con tres se llega al gol, perfecto; lo que pasa es que normalmente se necesitan más para poder desordenar al rival, sobre todo cuando plantea un esquema como el de Rumanía, con muchos jugadores acumulados atrás, aunque de vez en cuando se animaba a buscar la presión arriba. España jugó por dentro y por fuera, con buenas combinaciones de Ceballos, Fabián y Saúl unidas a las entradas por sorpresa de los laterales, Alba y Navas.
El único pero que se le puede poner a la Roja fue la puntería. Para todo lo que generó en la primera parte, se marchó con muy poca renta, sólo con un tanto de Sergio Ramos de penalti. Rodrigo y Alcácer se encontraron con dos fantásticas intervenciones de Tatarusanu, el mejor de los suyos hasta ese momento. Alcácer no tardó en enmendar su error al aprovechar una asistencia de Jordi Alba después de un pase filtrado de Ceballos. Un resumen perfecto de lo que estaba siendo el equipo de Robert Moreno. Pero a partir de ese momento llegó lo peor. Del placer pasó al sufrimiento. Para la autocrítica queda que Rumanía, con casi nada, metió un gol y España no lo encajó bien. Tenía que volver a competir en un partido que parecía resuelto, y le costó. La expulsión de Llorente dio un empujón más a los locales para que se lo creyeran y en la cabeza de Puscas estuvo el empate. Pero Kepa se fue al suelo para despejar la pelota y firmar la primera victoria de España en Rumanía en su historia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar