Grand Slam

Nadal, atrapado en la hierba

Nadal, temeroso por la rodilla e inadaptado al pasto, cae en su debut ante el belga Darcis

Nadal se lamenta tras cometer un error
Nadal se lamenta tras cometer un errorlarazon

El español Rafael Nadal, quinto cabeza de serie en Wimbledon, sucumbió en la primera ronda del torneo ante el belga Steve Darcis, 135 del mundo, por 7-6(4), 7-6(8) y 6-4, en tres horas.

Los gritos de Victoria Azarenka en la pista número uno, en el partido que precedía al Nadal-Darcis, eran un aviso. La hierba de Wimbledon está preciosa, verde, inmaculada... Resbaladiza, peligrosa. La bielorrusa quedó tendida en el suelo entre lágrimas tras torcérsele la rodilla, pero pudo seguir y ganó. Rafa no sufrió un susto similar, pero tampoco quiso tentar a la suerte. Inadaptado al pasto, en el que apenas ha jugado en los últimos dos años, temeroso porque justo hace uno su rodilla izquierda, ya tocada, cedió en ese escenario definitivamente, Nadal nunca fue Nadal y se despidió de Wimbledon en su estreno (7-6 [7/4], 7-6 [10/8] y 6-3). Es la primera vez que cae en un «grande» en la primera ronda, y el hombre que consiguió tal hazaña fue el belga Steve Darcis, número 135 del mundo. «No lo esperaba», dijo emocionado.

Nada le funcionó a Rafa. Ni siquiera su prodigiosa cabeza, que parecía más preocupada de la salud que del juego. El español flotaba sobre la hierba, no pisaba, no iba a por algunas pelotas, ni siquiera hacía el amago, y no dañaba a Darcis con sus golpes. Un resbalón leve en el segundo punto encendió todavía más las alarmas de Rafa, que siempre fue a remolque de un jugador que lució por encima de sus posibilidades. Sacó mejor, se tiró valiente a la red en cuanto tuvo oportunidad y hacía daño con su revés cortado cruzado y profundo, un arma muy eficaz en la hierba, donde la pelota se desliza, no rebota hacia arriba. El belga salió dispuesto a no dar una bola por perdida, ni las posibles ni las imposibles, a por las que se lanzaba a lo Superman al más puro estilo Becker. Nueve puntos de «break» necesitó para romper el saque de Nadal por primera vez y para dudar también por primera y última vez un instante después. Nadal recuperó la rotura y forzó el «tie break». Parecía que todo quedaría ahí, en las típicas dudas de las primeras jornadas y poco más, pero Darcis no se rindió y se llevó ese desempate y el de la manga siguiente, que Rafa tuvo la oportunidad de ganar con 6-5 y servicio. Falló. También tuvo una pelota de set en el segundo «tie break» que desaprovechó.

Nunca estuvo cómodo el español, fallando tiros que no suele, sin puntería, sin conseguir superar a su rival cuando subía a la red. No llegó a entrar del todo en el partido. Quizá la rodilla no le dolía más que en otros torneos, pero sí le condicionó: la hierba es más exigente que la tierra para las articulaciones, hay que jugar flexionado, y el manacorense no arriesgó a buscar pelotas forzadas. Después de una de las dejadas a las que sí fue, cojeó ligeramente. Otra señal de que no iba a ser su día, de que no iba a haber remontada ni milagro. Así es Wimbledon, no perdona ni a los más grandes. Al comienzo del tercer set, Rafa volvió a ceder su saque y no se levantó. Al menos tendrá 15 días extra de vacaciones. Como él dijo, la vida continúa.