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Tenis

Se retira Schwartzman, el tenista que con 1,70 fue “top 10” e hizo "pasar malos ratos" a los mejores de la historia

El argentino pone punto y final a su carrera en el torneo de Buenos Aires. Fue ocho del mundo y semifinalista en Roland Garros. Ganó a Rafa Nadal en tierra batida

Rafa Nadal y Diego se saludan, el día que el argentino ganó al español en Roma CLIVE BRUNSKILL/ POOLEFE

Diego Schwartzman está ante la última semana de su carrera deportiva, seguramente hoy contra Nicolás Jarry (19:00, hora española) sea su última día como profesional. Fue un tenista que nunca lo tuvo fácil, ni en la vida ni en el tenis. Respecto a los primero... “Durante mi infancia, no fue fácil para mi familia económicamente. Viajaba con mi madre y en el hotel nunca había televisión y en casi todos los torneos compartíamos cama. Nos esforzamos por ganar dinero para poder viajar. Incluso vendimos pulseras de goma que habían quedado del antiguo negocio de mi familia para pagar esos viajes. Yo iba a los torneos vendiéndolas. Otros niños también lo hacían y les dábamos parte de las ganancias”, cuenta el tenista en una carta en la web oficial de la ATP.

170 centímetros de gran tenista

En lo referente a lo segundo, sus solamente 170 centímetros son un condicionante, y más en el tenis tan físico de hoy en día, aunque a él no le guste mucho que se destaque sólo eso. “Sé que fui un jugador realmente bueno y ahora, cuando practico, puedo ver que sigo siendo bueno. Estuve cuatro o cinco años al más alto nivel, pero, si soy sincero, realmente no sabía que iba a llegar allí”, prosigue el jugador en sus palabras de despedida. “Algo de lo que mucha gente hablaba era de mi altura, 170 centímetros. Eso no me gustaba durante mi carrera, porque muchas veces, cuando jugaba buenos torneos, todo el mundo me preguntaba cómo lo hacía y cómo iba a ganar el siguiente partido. Todo se basaba en mi peso, mi altura y todo lo relacionado con mi pequeño cuerpo. Nadie llega a la cima sin ser alto, es cierto. Casi nadie en el 'top 100' tiene mi altura. No puedo mentir, fue duro. Tuve que trabajar muy duro fuera de la cancha para que mis oponentes no sintieran que tenía menos potencia o que mis movimientos eran más cortos o algo así. Por supuesto que sé que la altura es un factor muy importante para jugar al tenis, pero más del 50 por ciento de la forma en que ganas partidos depende de lo que haces fuera de la cancha”, defiende.

Su velocidad de piernas era determinante para poder llegar, estar bien colocado y poder enganchar la bola a tiempo sin dejarla subir mucho. Su revés montándose en la pelota era buenísimo, por eso llegó donde llegó.

Nadal, Djokovic y los Grand Slams

No sólo entró en el “top 100”, también llegó a ser “top 10” (número ocho del mundo), y disputó unas semifinales de Grand Slam, las de Roland Garros 2020, la de la pandemia en el septiembre parisino. Ahí le cerró el camino Nadal, como tantas otras veces. Hasta en siete ocasiones Rafa o Djokovic fueron su límite en la segunda semana de un Grand Slam, aunque a los dos los tuvo contra los cuerdas. Al serbio, en Roland Garros 2017 (aunque este encuentro fue en tercera ronda, no en la segunda semana), cuando se puso dos sets a uno arriba, para acabar sucumbiendo en el quinto (5-7, 6-3, 3-6, 6-1 y 6-1); y contra el español lo recuerda él mismo: “En los cuartos de final de 2018, le llevaba un set y un quiebre a Rafa cuando el clima nos obligó a retomar el partido al día siguiente. Rafa ganó el partido y el torneo. Perdí siete veces en la segunda semana de torneos de Grand Slam contra Rafa o Nole. Estaba jugando muy bien. Si no hubiera tenido a estos muchachos frente a mí, creo que podría haber llegado aún más lejos en estos torneos”, rememora. Aunque le molestara que siempre se hablara de su pequeño cuerpo (El "Peque", le llaman), también saca pecho por ello: “Tengo un cuerpo pequeño, pero le dio malos momentos a los jugadores más grandes de nuestra historia”.

Ese menudo cuerpo empezó a fallarle en 2022, cuando, después de perder en Hamburgo, comenzó a sentir unos temblores y calambres en las manos. “A veces eso les pasa a los tenistas. Durante unas semanas, el tenis, la mente y todo lo demás no funcionan. Te vas a casa, descansas, te recuperas y eso ayuda. Pero esta vez me sentí diferente. Nunca volví a ser el mismo”, admite en www.atp.com.

En el torneo de Buenos Aires pondrá fin a su carrera. Hoy se enfrenta con el chileno Nicolás Jarry en el que seguramente sea su último partido, pues apenas ha competido desde el US Open 2024. “Me gusta mucho cuando la gente me dice: 'Eras un luchador, pero también eras un muy buen jugador de tenis'. No vas a llegar a la cima del deporte sólo por ser un luchador. Tienes que jugar un buen tenis. Tienes que tener un buen golpe de derecha, un buen servicio y un buen movimiento. Sólo por ser un luchador no llegas a la cima", reivindica.

Cuatro títulos

"Yo estaba allí porque era bueno en este deporte. Nadie me regaló nada. Yo me lo gané. Cuando era joven, no esperaba lograr lo que logré, pero durante mi carrera, sentí que pertenecía a ese lugar”, concluye Schwartzman. Con 32 años, pone el punto y final a esta etapa de su vida en la que logró 250 victorias por 225 derrotas y conquistó cuatro títulos: Estambul en 2016, Río de Janeiro en 2018, Los Cabos en 2019 y Buenos Aires en 2021. En 2020, después de ganar por primera y única vez a Rafa Nadal (por once derrotas), consiguió alcanzar la final del Masters 1.000 de Roma, pero Djokovic se impuso en la final. Con el serbio perdió en sus siete cara a cara.