F. C. Barcelona
Un invento a destiempo
Las dudas vuelven al Barça tras el desastre de Anoeta. Con Busquets y Song en el medio, el equipo dio casi la mitad de pases que en el duelo de Copa
Cualquier análisis a posteriori tiene una parte ventajista, porque no se sabe qué habría pasado si se hubiera actuado de otra manera, pero después del desastre del Barcelona en Anoeta, fue el propio Tata Martino el que reconoció que se equivocó. «No hice la lectura que correspondía a este encuentro», aseguró el técnico. Cuando el equipo estaba creciendo y disfrutando con la presencia de cuatro centrocampistas, Martino apostó por regresar a lo de antes, además de la forma más antinatural posible. Busquets y Song ya habían compartido titularidad contra el Celta en Balaídos (0-3 ganó el Barça) y contra el Villarreal en casa (2-1). Además, participaron a la vez durante algunos minutos en otras cinco jornadas, todas concluidas con triunfo. El entrenador no escuchó las sensaciones que estaba transmitiendo el equipo en las últimas apariciones y decidió cambiar cuando menos necesario era, porque hasta el próximo fin de semana no hay partidos. Además, lo hizo pocos días después de anunciar que las rotaciones se habían terminado porque llegaba el tramo decisivo de la temporada.
Todo tenía sentido en su cabeza, pero a veces la teoría no se parece a lo que sucede. «Pensé que teníamos que correr un poco más por la obligación de ganar, e igual lo mejor era hacer lo que hicimos en la vuelta de la Copa», analizó el Tata. En ese duelo, los cuatro centrocampistas colaboraron para que el equipo diera 1.053 pases, récord del curso. La media en Liga son 713 y el sábado el número bajó a 633. Martino temía un exceso de posesión en zona inútil y perder profundidad. En realidad, en la Copa no necesitaba marcar, ya lo había hecho en la ida, pero en la Liga sí era primordial ganar. La prisa en este caso llevó al desorden. El Barça se rompió. Con Song de pivote y Busquets de interior, el equipo conservó la posesión (67 a 33 a su favor), pero no la manejó. La pelota no actuó de escudo, porque cuando la perdían eran incapaces de cerrar los contragolpes. «Nos han superado en cuestiones de juego, de estar mejor situados», afirmó Iniesta.
Martino también admitió errores en los cambios. Cuando entró Cesc ya iban perdiendo 3-1 y Xavi estuvo 20 minutos calentando para no participar, con el consiguiente enfado reflejado en su cara. El entrenador no tuvo respuesta y no agotó las tres sustituciones, y a los jugadores les faltó amor propio, como ante el Valencia, para intentar revertir la situación. «Nos han superado en todo, también en actitud», admitió Valdés; palabras duras porque la actitud es lo único que depende en exclusiva del jugador.
A todo ello hay que unir la irregularidad que el equipo ha venido mostrando casi todo el curso. Al principio fue en el juego, pero desde que empezó 2014, también en los resultados. De los ocho partidos ligueros que ha jugado el Barça este año ha ganado cuatro, empatado dos y perdido dos, lo que supone ceder 10 puntos de 24. Contra la Real, además, fue superado de principio a fin. Cuando la estabilidad parecía haber llegado, la actuación del sábado vuelve a levantar dudas sobre el equipo.
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