Un partido inolvidable

¡Qué final! No recuerdo una retransmisión tan intensa, tan vivida al límite, con tanta tensión, tan cargada de dramatismo... Ganó Federer, sí, pero el partido y el torneo de Rafa nos permiten volver a soñar con el mejor deportista español de la Historia. Que nadie piense que Nadal ha tocado techo en Melbourne. El suizo sí que lo ha hecho, no puede jugar mejor. Rafa tiene margen de mejora y ésa es la mejor conclusión que se puede sacar después de dos semanas intensísimas de tenis. Con 35 y 30 años tenemos jugadores para rato. Djokovic y Murray pueden estar muy preocupados.

- Destructor Roger

Es feo citarse, pero... Ya dije que Nadal podía perder ante el actual Federer. Lo que antes eran rallies interminables de golpes se han convertido en puntos muy cortos por culpa del suizo. Su nueva raqueta le ha dado todavía más armas de las que tenía. Antes corría el doble, se tenía que desplazar mucho más y eso ahora no sucede. Físicamente, Federer ha podido aguantar hasta el quinto set gracias a que ahora es un jugador más táctico. Nada que ver con la mezcla de inspiración y anarquía de hace años. Desde que le cogió Edberg, aprendió a leer los partidos y ahora su nuevo técnico, Ljubicic, lo ha aprovechado. Lo que antes era sólo un «jogo bonito» ahora es mucho más variable y eso le permite desactivar las armas del rival de turno. Eso con Rafa antes no sucedía y ahí estuvo una de las claves de la final.

- El nuevo Nadal

Si la final de Australia hubiera llegado dentro de cuatro meses... Rafa ha metido novedades en su juego y para que éstas se traduzcan en la pista hay que tener paciencia. No aparecen de un día para otro. Su derecha ha mejorado, su servicio ha mejorado... Ahora tiene que asentarse y eso no se hace en un mes. Por eso el rendimiento de Nadal en Australia ha sido poco menos que increíble. Está otra vez aquí y esa realidad es algo maravilloso.