Iker Casillas

#Unavida

Su primera convocatoria fue un viaje a Noruega, le sacaron del colegio para ir con el Madrid
Su primera convocatoria fue un viaje a Noruega, le sacaron del colegio para ir con el Madridlarazon

Empezó con nueve años en el torneo social.

«Agradecer a Mezquita, que en paz descanse, que fue la persona que me rescató para formar parte del benjamín fútbol 7 del Real Madrid», dijo ayer Iker Casillas, cuando la emoción le dejó hablar en la sala de prensa del estadio, su último día después de 25 años, después de toda una vida. Así fue como tuiteó ayer el nuevo portero del Oporto sus mensajes en internet: #unavida.

Fue Antonio Mezquita quien le vio en el torneo social y le llamó semanas después para que empezara en el benjamín del Real Madrid. Era un niño gordito, de nueve años, un chico de Móstoles que jugaba al fútbol con su padre, siempre de portero. En enero de 1991 disputó el torneo social en el equipo «Losada», el delantero de la cantera del Real Madrid, que también, después, formó parte del Atlético. No fue un buen día para Iker, no fue un buen presagio lo que sucedió allí. El equipo contrario le hizo siete goles y él no tenía muy claro si le iban a llamar para formar parte de la cantera del Real Madrid. El conjunto rival se denominaba Lopetegui, por entonces jugador del club blanco y que es quien ahora le ha llamado para continuar su vida deportiva tras salir del Bernabéu. Así son las vueltas que da la vida y el fútbol. En el Madrid empezó contra Lopetegui y acaba por Lopetegui.

Iker siempre tuvo muy claro que quería llegar al primer equipo, una idea evidentemente compartida por todos los niños que entraron con él y por todos los que ahora juegan en los campos de Valdebebas. Es un sueño casi imposible, casi irrealizable porque no hay un lugar de mayor competencia. Y más en la portería. Para poder triunfar, para ir avanzando por la cantera se exige constancia y sacrificio. Ayer Casillas agradeció el trabajo de sus padres, sus viajes en coche para llevarle a la Ciudad Deportiva del Madrid, que entonces se situaba al final de la Castellana, donde ahora se levantan las cuatro torres. Casillas pasó allí tanto tiempo como en su casa, aprendió a tomar responsabilidades y fue escalando en la cantera, cada día más cerca y cada día más difícil, siempre con una frase en la cabeza: «Aquí sois muchos y, posiblemente, de este grupo sólo llegue a la primera plantilla uno o ninguno», le dijo Mezquita. Casillas superó a todos, Casillas llegó y logró quedarse. Esa cantera estaba bajo el mandato de Vicente del Bosque, con el que ahora mantiene una buena relación, pero que le hizo sufrir en su día, cuando le dejó en el banquillo por César. Fue la primera vez que Iker sintió que la vida le daba un revés. Y entonces llegó la final de Glasgow.

«Iker forma, y formará, parte de la historia viva del Real Madrid. Un club que le vio llegar apenas siendo un niño y del que se va después de 25 años de experiencia bajo los palos de las porterías de los distintos equipos, recorriendo todas las categorías», decía Vicente del Bosque en el diario «Marca». Fue él quien le prohibió remangarse las mangas cuando estaba en el Real Madrid C. Ha sido una de las manías de Iker, que después, al convertirse en portero del primer equipo, se las cortaba siempre, por comodidad.

El 25 de noviembre de 1997 vivió el segundo gran momento de su vida en la cantera. El primero fue cuando le cogieron, el siguiente ocurrió esa mañana de otoño cuando estaba en el Instituto Cañaveral de Móstoles, en clase de diseño, y el conserje entró en su clase para decirle que tenía que viajar con el Madrid a Noruega para un partido de la Copa de Europa. Cañizares había chocado con Morientes en un entrenamiento y no podía jugar. El mismo Cañizares que años después se lesionó antes del Mundial de Corea, no pudo jugarlo y convirtió a Iker en el portero titular e indiscutible de la Selección española.

Ha sido con esos azares con los que Iker ha ido construyendo su carrera en el Madrid. Siempre cerca del éxito, siempre acompañado por la suerte y por el talento. «Gracias, gracias, miles de gracias», aseguró ayer, en la línea de salida hacia Oporto, a empezar, otra vez, a vivir.